Smiling Friends: Innovación y humor negro en la animación

Los que siguen a su querido servidor desde hace tiempo, sabrán que soy un gran fanático de las series animadas y, de vez en cuando, llega una tan innovadora como irreverente e inteligente. Ese es el caso de Smiling Friends. Transmitida por primera vez en el año 2022 a través de Adult Swim, Smiling Friends nos narra las aventuras de una compañía que lleva ese nombre, la cual se dedica a prestar sus servicios a todo aquel que quiera sonreír. Desde el primer capítulo uno queda sorprendido por la narración, el estilo de animación, el humor manejado y la trama. En la primera de sus aventuras, seguimos a Pim y a Charlie, nuestros personajes principales, quienes reciben un llamado para animar a Desmond, quien ha estado muy deprimido y no quiere salir de su cuarto. Al llegar a casa de éste, su mamá acompaña a nuestros queridos protagonistas a su cuarto, sólo para descubrir que Desmond es un adulto a quien lo ha dejado sus hijos, quien se ha quedado sin trabajo y que amenaza con suicidarse en ese mismo momento. La tónica de la serie ha quedado al descubierto: un humor completamente negro, oscuro, sombrío, pero que no deja de arrancar carcajadas a cada momento. Pim intenta animar a Desmond durante todo un día llevándolo a un parque de diversiones e invitándolo a una nada agradable cena familiar, sólo para que al final sea Pim el que quedé absolutamente destrozado por un discurso de su cliente quien, al más puro estilo de Camus, le demuestra que la vida no tiene ningún sentido. En efecto, es comedia…

Los estilos de animación son otra cosa que no deja de sorprender, combinando stop motion, animación por computadora, rotoscopia y live action. Smiling Friends es todo un banquete audiovisual. Sé que no me equivoco cuando digo que no ha habido serie de animación tan innovadora en los últimos diez años. Smiling Friends vino a destronar, definitivamente, a otras series que hasta el momento habían sido el referente de la animación para adultos (lo siento mucho, Rick and Morty).

El humor negro y la sorprendente animación se combinan con un guion inteligente: capítulos en los que un valiente héroe resulta ser el verdadero villano de la historia, o ese otro en que todo el episodio transcurre en un aeropuerto de Brasil y que consiste en una serie de sucesivos diálogos triviales, pasando por aquel en el que Charlie viaja al infierno; de verdad que sólo de recordarlos comienzo a reírme.

Smiling Friends combina una comedia por momentos bastante absurda con una sátira política aguda e inteligente que nos habla de los turbulentos tiempos que corren, al punto en que la serie ya forma parte de la cultura pop y digital de nuestra era. A la fecha en la que escribo la presente entrada, la serie ya ha estrenado su tercera temporada. Esta semana vi los dos primeros episodios y, como siempre, mis expectativas fueron superadas. Y bueno, en vez de continuar escribiendo sobre esta maravilla de animación lo único que puedo decir es que corran a verla si es que no lo han hecho.

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5 películas incomprensibles que debes ver

Como buen amante del cine que me considero ser, me he topado más de una vez con ciertas películas que resultaron ser un bocado un poquito más difícil de digerir que otros, y sé que, para ti que eres amante del denominado “séptimo arte” también te pasó alguna vez. Por eso, hoy te quiero compartir…

Crecimos viendo esto: Invasor Zim

“Una obra de arte de la animación que llegó en un mal momento a un mal lugar”, así describiría yo a Invasor Zim, serie creada por el controversial animador de cómics norteamericano Jhonen Vasquez que narraba las desventuras de un alienígena llamado Zim, cuyo objetivo era conquistar el planeta Tierra, pero quien era lo suficientemente torpe como para no darse cuenta que se trataba de una falsa misión que le fue encargada sólo para deshacerse de él en su hogar natal. Con esta premisa, inicia una de las series que marcaron mi forma de ver la comedia y la animación. Invasor Zim, que comenzó a transmitirse por allá del año del 2001 en Nickelodeon, es una mezcla esquizofrénica de irreverencia, humor negro, escatología, ciencia ficción e incluso algo de gore y terror, todo ello acompañado de un estilo visual único e inconfundible. Cualquiera que escuchara estas palabras sobre una serie pensaría que estaba dirigida a un público adulto, y justo por ahí es por donde comenzó el problema con Invasor Zim. Se cuenta que, desde las proyecciones iniciales del capítulo titulado “La cosecha siniestra”, varios niños comenzaron a llorar y le pidieron a sus padres que detuvieran la proyección de prueba; esto último es entendible cuando uno mismo ve el episodio, el cual narra la forma en que Zim, en su esfuerzo por pasar inadvertido como un extraterrestre, roba órganos humanos a los niños de la escuela en la que se hace pasar por otro estudiante más, terminando por convertirse en una masa amorfa llena de estómagos y vísceras que le salen por la boca. Esa era la tónica general de la serie.

Para los que ya éramos un poco más grandes por ese entonces, Invasor Zim fue toda una revelación; mucho antes de Rick and Morty, Hora de Aventura o Smiling Friends, Invasor Zim se atrevió a mostrar cómo, desde la animación más descabellada e irreverente se podía ofrecer una ambientación oscura y aterradora que mostrara los aspectos más desagradables, asquerosos y obscenos de la raza humana con un toque incomparable de comedia.

La razón por la que Zim es un ser indeseable en su propio planeta, el Irken, gobernado por “los más altos”, es haber hecho fracasar la misión “Ruina inevitable”, por lo que le engañan haciéndole creer que se le ha asignado una de las misiones más importantes, pero, como hemos dicho, es sólo un pretexto para no volver a tener que lidiar con él. Le otorgan un asistente robot defectuoso llamado G.I.R (quien es, por mucho, la pieza principal para el humor del programa) y se le dan unas coordenadas al azar esperando que Zim se pierda en la inmensidad del universo, pero, sorprendentemente, sí existe un planeta en ese punto: el nuestro.

En un mundo de seres estética, moral e intelectualmente repugnantes y abominables – que es tal y como la serie muestra a los seres humanos – el único que se da cuenta que Zim es un extraterrestre es el excéntrico Dib, un niño de doce años quien, al ser tomado como un loco por todo su entorno, incluyendo a su padre el célebre Profesor Membrana y su aterradora hermana Gaz, no logra convencer a nadie de la supuesta amenaza que Zim representa para la humanidad.

Toda la serie es un cúmulo de animación que va desde conocer al horripilante Cerdo de la Pizza, hasta ver cómo Zim le arranca los ojos a un compañero del colegio que se había obsesionado con su amistad. Personajes como El Niño Cerdo, El Alce, Pie de Pollo y el Perro Guano, son sólo algunos de los que nos harán reír y aterrorizarnos en cada entrega del programa.

La serie, según dijo Nickelodeon en su momento, se canceló debido a la baja audiencia, sin embargo, la versión más conocida y plausible fue que se dejó de transmitir debido a numerosas quejas que sostenían que Invasor Zim no era un programa que debía de formar parte del canal infantil. Para los que sí la pudimos sintonizar en su momento y nos hicimos leales seguidores, cada capítulo quedó grabado en nuestras mentes, y hasta la fecha reconocemos con gusto y alegría los diferentes productos que, de vez en vez, todavía nos encontramos por internet o en alguna tienda de la Friki Plaza.

Si tú eres fanático o fanática de la animación irreverente, Invasor Zim es una comedia animada que no puedes dejar pasar.

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The Midnight Gospel: una cura contra el dolor

Han pasado ya algunos años desde que, por motivos de la expansión del COVID-19 a nivel mundial y de forma acelerada, tuvimos que resguardarnos en nuestros hogares. Fue en ese entonces, y debido a dicha situación, que muchos de nosotros encontramos una buena manera de pasar el tiempo descubriendo series y películas en diversos medios digitales. Quizá, para mí, el descubrimiento más importante fue The Midnight Gospel, animación creada para Netflix por Pendleton Ward (creador de Hora de Aventura) y Duncan Trussell. The Midnifht Gospel es el resultado de haber combinado los podcast creados y dirigidos por Trussell y la animación llevada a cabo por Ward; el resultado es una serie de capítulos que echan mano de una imaginación alocada, desenfrenada y psicodélica, y las conversaciones profundas y reflexivas del podcast de Trussell. Dicho sea de paso, cada episodio cuenta con la participación de invitados expertos en la materia en torno a la cual giran las conversaciones. Nombres como el de Drew Pinsky, médico especializado en el tratamiento de las adicciones, o la escritora norteamericana Anne Lamott, forman parte de los episodios, tanto del podcast en la “vida real” como en la serie animada.  

A lo largo de la serie nos sumergimos en el universo del alter-ego de Trussell llamado Clancy, quien, al igual que Duncan, tiene un “spacecast”. A lo largo de los ocho episodios que conforman la primera – y hasta el momento, la única temporada – nos veremos involucrados junto con Clancy en conversaciones que hablarán de temas políticos, sociales y religiosos.

Para mí, The Midnight Gospel fue una serie que me ayudó a trabajar varios procesos en ese momento de la vida, ya que, en su mayoría, los invitados nos hablarán de temas como el duelo, la muerte, la libertad, la iluminación y el dolor. Esta serie me hizo recapacitar sobre un montón de temas, así como explorar otros tantos, y, más allá de lo teórico, encontré consuelo y reflexión. A través de las enseñanzas del budismo, el cristianismo y la cábala judía, The Midnight Gospel nos ofrece un recorrido para repensar nuestro lugar en el mundo y la relación con nuestros semejantes, todo para llegar al último capítulo, en el cual participó la madre del propio Trussell y que resulta ser una experiencia desgarradora.

En esos momentos de encierro e incertidumbre, esta fue, para su humilde narrador, una fuente de esperanza frente a la desesperación.

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Metalocalypse: una serie BRUTAL

Adult Swim nos ha regalado varias joyas de la animación para adultos con el paso de los años; quizá la más famosa en la actualidad sea Rick and Morty, pero esto no significa de lejos que sea la única. Hoy les vengo a hablar de Metalocalypse, animación producida por Adult Swim y emitida por primera vez en el año 2006. La serie nos narra las aventuras y desventuras de Dethklok, banda ficticia de Death Metal conformada por Nathan Explosion, William Murderface, Pickles, Skwisgaar Skwigelf y Toki Wartooth. En el universo de la serie, Dethklok es la banda más famosa e importante del mundo, representando, de hecho, la duodécima economía a nivel mundial, por lo que cada disco de Dethklok significa la reactivación de toda la economía global, y de igual manera, cada tropiezo que la banda tiene a lo largo de la serie puede llegar a significar crisis económicas globales o incluso connatos de conflictos bélicos internacionales. Desde aquí podemos notar algo de la tónica absurda y exagerada de la animación, pero no se dejen engañar, Metalocalypse contiene un humor ácido y políticamente incorrecto que termina por ser una sátira de toda la industria discográfica, así como de los gobiernos mundiales y, claro está, de las masas enajenadas bajo el modo de producción capitalista. Así como lo digo, Metalocalypse es un documento de análisis y reflexión sobre los tiempos modernos.

La serie fue un rotundo éxito en su momento, y a pesar de que Dethklok es una banda ficticia, llegó a ser patrocinada por marcas como Gibson. Por otro lado, y como es de esperarse, la serie está llena de música compuesta por la misma banda, y así como en el mundo de la animación, los discos que se grabaron y salieron al mercado resultaron ser todo un fenómeno de ventas; tanto fue así que The Dethalbum vendió 33, 741 copias sólo en la primera semana de lanzamiento, ¡convirtiéndose en el disco de Death Metal más vendido de la historia!

La música de Dethklok es una mezcla de letras irrisorias y en momentos ridículas, como por ejemplo, Duncan Hills Coffee, que es un jingle para una marca de café que destaca las propiedades del delicioso producto promocionado; en la serie, Duncan Hills Coffee se vuelve la marca más vendida de café en todo el mundo gracias a su convenio con Dethklok, y si bien, muchas de las letras hablan sobre trivialidades, la música elaborada por Dethklok posee un virtuosismo comparado sólo con pocas bandas de la talla de Therion o Meshuggah. La música de Dethklok puede ser clasificada como un Death Metal Sinfónico de la más alta calidad, y es que, en la vida real, todos los miembros de Dethklok son músicos, compositores e instrumentistas de renombre, y cada uno de los personajes se encuentran inspirados en músicos como Geezer Butler de Black Sabbath, George “Corpsegrinder” de Canibal Corspe, Yngwie Malmsteen y Mikael Akerfeldt de Opeth. Al mismo tiempo, encontraremos otros personajes como el mítico Dr. Rockso, parodia de varios músicos pertenecientes al Glam Metal, como David Lee Roth de Van Halen o Nikki Sixx de Mötley Crüe.

Existió todo un desfile de músicos invitados para participar en la serie, como James Hetfield y Kirk Hammet de Metallica, Michael Amott de Arch Enemy, Steve Smyth de Testament, King Diamond y Mike Patton de Faith No More, entre muchos otros. ¡Metalocalypse es una parada obligatoria para los amantes del Metal!

Y bueno, si no eres fan del género musical, no importa, como dije antes, Metalocalypse brilla por su sentido del humor e ingenio, haciendo que cualquiera, headbanger o no, disfrute de esta increíble serie.

Desafortunadamente, la serie terminó de manera abrupta en el 2013, y si bien hoy en día existe una suerte de “cortometraje” para darle fin a la historia, la verdad es que los fans siempre nos quedaremos con ganas de una nueva temporada.

¿Y ustedes, qué esperan para ver Metalocalypse y gritar a todo volumen “¡BRUTAL!”

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Crecimos viendo esto: As Told By Ginger

A principios del presente milenio, llegó una serie que cambió una buena cantidad de paradigmas y lugares comunes a la hora de pensar las animaciones dirigidas al público adolescente, ya que, tanto en la forma como en el contenido, se trató de una producción que retó en muchos sentidos, tanto a los directivos de Nickelodeon, como a la propia audiencia. As Told By Ginger, creada por la actriz y guionista norteamericana Emily Kapnek, transmitida desde el año 2000 hasta el 2006, fue la animación que giraba en torno a la vida de Ginger Foutley, una chica sensible y creativa a la que acompañamos en el periodo de su vida que va desde los 13 hasta los 16 años, aproximadamente. Ginger estará acompañada por toda una serie de otros personajes: su madre Lois, su hermano Carl, sus mejores amigas Macie y “Dodie”, y las antagonistas de la serie, Miranda y Courtney Gripling, por mencionar sólo algunos.

Hasta ahora, al lector le puede sonar esta serie como una de entre muchas; en este punto de la exposición, As Told By Ginger de hecho suena como una serie un tanto frívola hecha para adolescentes promedio que no aporta mucho frente a otras, pero, como se dice coloquialmente, “el diablo está en los detalles”. Ginger es una serie que, incluso cuando la veíamos de niños, sabíamos que no era una caricatura convencional. Alrededor de los sesenta capítulos con los que cuenta, temas como el duelo por la muerte de un ser querido, el divorcio, el comienzo de la sexualidad adolescente y lo que conlleva (la menstruación, por ejemplo), el pudor sobre el propio cuerpo y la fidelidad en las relaciones de amistad, son sólo muchos de los temas que se tratan en la serie. Recuerdo dos episodios en particular que en su momento me hicieron pensar bastante, y que ahora a la distancia entiendo el porqué: el primero de ellos tenía que ver con un poema que Ginger escribe, y que, a partir de éste, maestros, familia y compañeros comienzan a preocuparse por el estado anímico de la protagonista, todos con el miedo latente de que Ginger estuviera pensando en el suicidio. Por supuesto que la serie no utilizaba el término “suicidio” como tal, pero era muy obvio que ese era el tema de dicho capítulo. Otro episodio, que igual resaltaba por su tono gris y sobrio era aquel en que Ginger escribía una composición para ser recitada en público, en la que trataba la manera en cómo, la ausencia de su padre, la había afectado desde una infancia muy temprana.

As Told By Ginger tenía una estructura serial, lo que quiere decir que la animación iba avanzando y afectándose en su desarrollo capítulo tras capítulo, por lo que también podemos apreciar cómo es que los personajes se van desarrollando física y psicológicamente, lo que siempre sirvió para crear tramas complejas y profundas. La innovación en Ginger se ve en ciertos detalles, por ejemplo, en el hecho de que se trató de la primera serie animada que hizo que todos sus personajes (sólo con contadas excepciones), utilizaran un atuendo distinto por día, a diferencia de otros protagonistas de series animadas; como admite el propio Bart Simpson, quien ha usado la misma ropa durante varios años seguidos. Quizá no parezca la gran cosa, pero cuando uno atiende a este tipo de detalles, se nota el amor que su creadora y toda la producción pusieron ahí.

Pero Ginger no es sólo esta “telenovela para niños” – como la calificó ya en su momento un primo de mí misma edad – sino que también es una gran comedia animada. Los personajes de Carl y “Hoodsey” agregan ese carácter irreverente, por lo que además de varias reflexiones, la serie también ofrece momentos de hilaridad.

Fue hace unos días que reencontré esta serie en internet, y no quise dejar de escribir sobre ella. La he disfrutado mucho más ahora de adulto que lo que la disfrutaba en su momento, y creo que se debe a que Ginger es uno de esos productos que funcionan en muchos niveles, por lo que, sin lugar a dudas, se las recomiendo encarecidamente.

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Crecimos viendo esto: Ren y Stimpy

Recuerdo que hace unos años, uno de mis sobrinos me preguntaba por las animaciones que a mí me tocó ver a su edad, es decir, aproximadamente a los siete u ocho años; más allá del anime como Dragon Ball, Sailor Moon o Caballeros del Zodiaco, entre otras series que yo veía en esa época, vino a mi mente El show de Ren y Stimpy. Busqué en YouTube algún capítulo de dicha serie y le mostré el primero que apareció. No habían pasado ni cinco minutos cuando él me preguntó sorprendido si ese era el tipo de caricaturas que los niños de mi edad vimos en su momento, y no podía creer que algo así como lo que él estaba visualizando pudiera haber sido creado para un público infantil. Esto no fue ninguna revelación para mí, ya que, desde que yo veía el programa, la controversia había tocado de manera recurrente al show de Ren y Stimpy.

Como dije, yo tenía alrededor de siete años cuando mi mamá pasaba por mí y mi hermano a la primaria; llegábamos a comer, y mientras comíamos veíamos en televisión abierta a Ren y Stimpy. Más allá de que a mi madre ciertas escenas le causaran asco o incomodidad, recuerdo que ella se reía junto a mí y Fernando, y esta rutina que comento se prolongó durante bastante tiempo, no recuerdo cuánto, pero así pasaron los años. Posteriormente el show fue cancelado, y muchos años después, ya siendo adolescentes, mi hermano y yo nos dimos a la tarea de buscar la serie ahora en formato DVD. Menciono esto por dos cosas: más allá de la controversia que acompañó al programa, mi madre nos dejaba ver a Ren y Stimpy, tanto así que se convirtió en uno de los recuerdos más importantes de nuestra infancia al punto de buscarla más adelante.

Pero, ¿de qué va El show de Ren y Stimpy? La caricatura, creada en 1991 por John Kricfalusi nos presenta a Ren Höek, un chihuahua neurótico y por momentos perverso que vive acompañado de Stimpson J. Gato, un felino que a diferencia de Ren es dulce e ingenuo y su visión de la vida es bastante inocente y cándida. La serie no tenía ningún tipo de linealidad; lo que veíamos era a estos dos personajes en varias situaciones inverosímiles y disparatadas. Me sería imposible hablar de todos los eventos que acontecieron en la serie, lo que sí puedo hacer es traer aquí algunos de los episodios que desde aquella lejana infancia sigo manteniendo en mi mente: el episodio sobre el Hada de los Dientes, una versión “poco común” – por decir lo menos – del personaje de fantasía; cuando Ren se vuelve una gran estrella del cine de Hollywood; el episodio de Olorín (que no era otra cosa que una flatulencia de Stimpy, quien se convierte en su mejor amigo), o cuando Stimpy se vuelve el enfermero de Ren. Mención honorífica al episodio donde Ren se vuelve productor de un cortometraje animado titulado “Me gusta el rosa”, protagonizado por Explody. Hasta la fecha, río a carcajadas (¡se los juro!) cada que lo veo en YouTube. Considero a ese episodio y al cortometraje en cuestión una obra de arte de la comedia de lo absurdo. Son fragmentos como estos los que nos dejan valorar, hasta hoy en día, el hecho de que Ren y Stimpy nunca fue una caricatura para niños, sino un ejercicio de animación de finales del siglo XX que coqueteaba ya con temas y tonos surreales que definirían la animación para adultos todo lo que se haría posteriormente.

Además, encontramos a toda otra serie de personajes igual de perturbadores que el propio Ren y Stimpy, por ejemplo, el Señor Caballo, el Hombre Tostadas en Polvo, el Capitán Fangoso, Kowalski y Sammy Mantis Jr.

Ren y Stimpy también contenía una buena cantidad de sátira a la sociedad del espectáculo: desde aquella que iba dirigida a la industria cinematográfica, como a todo el marketing enfocado al posicionamiento de productos para niños. Sobre esto último, y si ustedes vieron la serie en su momento o posteriormente, recordarán los anuncios dentro de la transmisión del programa de “Tronco” y “Sebo” o la famosa «Arena Pulcrogato».

Le debemos mucho, muchísimo a Ren y Stimpy: gracias a esta serie muchos nos familiarizamos desde edades muy tempranas con el jazz, el blues y la música clásica, y por supuesto, lo más importante, Ren y Stimpy fue la serie que le abrió las puertas a toda una nueva generación de animación: nunca hubieran existido Los Simpson, Los Reyes de la Colina, South Park, La Vaca y el Pollito y Beavis and Butt-head sin Ren y Stimpy; no lo digo yo, lo dicen sus propios creadores, Matt Groening, Trey Parker y Matt Stone, David Feiss y Mike Judge.

Ren y Stimpy es y será, por su propio mérito y por la influencia que tuvo en toda la animación de lo siglos XX y XXI, una pieza fundamental de la historia de la animación.

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Verano del 2005: mi hermano y yo estábamos de vacaciones y en uno de esos días de descanso veíamos VH1; como parte de la programación, salió una película biográfica sobre el que se aseguraba, era uno de los artistas de rock más grandes de todos los tiempos: Meat Loaf. Nos quedamos viendo todo el documental…

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Me amarás… Me amarás desde siempre y para siempre, desde la noche en que nuestros labios se juntaron en un beso que sabía a clandestinidad. Me amarás con cada mensaje y con cada fotografía, con cada sonrisa y con cada lágrima extraviada en lo fugaz. Me amarás en ese motel de mala muerte, en el…

Los Reyes de la Colina es una serie demasiado infravalorada

Ya he escrito sobre otros trabajos de Mike Judge aquí en el blog, y ahora quiero hablar de otra serie animada que, junto con Beavis and Butt-head, es una de las mejores entregas del actor y productor norteamericano; me refiero a Los Reyes de la Colina, serie emitida por Fox desde al año de 1997 hasta el 2010. El programa de televisión recibió durante toda su vida varios reconocimientos, tanto del público como de la crítica, incluyendo menciones por parte de la revista Time y habiendo ganado dos Emmys. Entonces, ¿por qué menciono desde el título de esta entrada que considero que es una serie demasiado infravalorada? Bueno, pues porque, a diferencia de Los Simpson, South Park, o animaciones para adultos más recientes como Rick and Morty o BoJack Horseman, se habla poco de esta serie; de hecho, estoy casi seguro que para muchos de ustedes, esta será la primera ocasión de la que escuchan hablar sobre este show.

La serie se centra en los Reyes, una familia suburbana de clase media que reside en el estado de Texas, conformada por Héctor, Peggy, Beto y Lola, quienes están acompañados por toda una pléyade de personajes secundarios. Al igual que como lo mencionaba en el caso de Daria, la serie está tan bien escrita que llegamos a conocer aspectos de la vida de cada uno de los personajes. Todos ellos poseen un arco narrativo que vemos desarrollarse a través de las 13 temporadas, entendiendo sus miedos, fallos, aciertos, esperanzas e ilusiones.

Desde la icónica introducción, los Reyes de la Colina divierte y emociona.

El humor, al tratarse de un show de Mike Judge, es ácido e irreverente en muchos momentos, hablando en varias ocasiones de problemas como el racismo, la sexualidad humana, la infidelidad en las relaciones amorosas y la guerra; como toda buena comedia, Los Reyes de la Colina aborda estos temas sacándonos varias carcajadas y haciéndonos reflexionar al mismo tiempo, y aun así, por más descabelladas que puedan resultar las circunstancias, este programa siempre termina por darnos una lección profunda sobre las relaciones humanas. A diferencia de otras series de comedia como The Big Bang Theory, en la que parece que los escritores siempre le tuvieron miedo a incluir momentos sentimentales, Los Reyes de la Colina no deja de conmovernos en más de una ocasión y de manera recurrente, sin perder el toque cómico; creo que eso es lo que hace que una comedia alcance la grandeza (y es que hasta Rick and Morty tiene momentos especialmente enternecedores), porque, al igual que en BoJack Horseman, Malcolm In The Middle, o las primeras temporadas de Los Simpson, estamos ante personajes que, en última instancia, se enfrentan a la cotidianeidad desde el lado más humano. Claro, existen programas como Seinfeld que recurren poco al recurso sentimental, pero es que sabemos que, desde el comienzo, no es el objetivo de la sitcom mostrar ese lado humano, sino, como definiría Aristóteles a la comedia en su Poética, se restringe a mostrar el lado más absurdo o poco admirable de la condición humana, pero, en muchos otros lugares de la televisión del siglo XX y XXI, estos aspectos irán acompañados de situaciones que nos dejan pensando en el primer amor, las relaciones entre padres e hijos y la amistad. Héctor, por ejemplo, lidia en muchísimas ocasiones con tener que superar varios de sus prejuicios, propios de un adulto conservador de mediana edad, para poder amar y comprender a su esposa, a su hijo, a sus compañeros de trabajo y a sus amigos.

Podría continuar rescatando varios aspectos de este maravilloso programa, pero como siempre, considero que es mejor que ustedes le echen un ojo, y, probablemente, después de “anclarle el colmillo” a Los Reyes de la Colina, quizá terminen estando de acuerdo conmigo en que es un programa de televisión que deberíamos tener más presente hoy en día.

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Crecimos viendo esto: Vaca y Pollito

Para todos los que crecimos en los 90’s, existen una serie de imágenes, personajes y referencias que se volvieron icónicas, tanto así que muchas de ellas hoy en día se siguen utilizando a la manera de memes. La vaca y el pollito, serie animada creada por David Feiss, es (y díganme si no, estimado lector noventero) uno de esos íconos de los que hablamos.

La sinopsis no es sencilla ni clara: unos padres – de los que sólo vemos en toda la serie que son un par de piernas –, adoptan a una vaca y a un pollito parlantes, y, a partir de ahí, comienzan toda una serie de aventuras inverosímiles. Junto a otros personajes como El Hombre Rojo sin Pantalones, para mí, el mejor personaje de la serie, que no era otra cosa que una representación caricaturizada del diablo, Earl y Flem, estos animales pasarán por toda una serie de cosas extrañas. Llena de un humor escatológico y con varias referencias sexuales (varias de ellas bastante explícitas), La vaca y el pollito era una serie que los niños de entre 6 y 11 años disfrutamos durante nuestra infancia. No quiero caer en el lugar tan común de hoy en día que dice “esa serie no podría hacerse hoy”, pero lo que sí me queda claro es que animaciones como La vaca y el pollito distan mucho, por muchas razones, de las programas infantiles que existen ahora, ni mejores, ni peores, pero sí radicalmente distintos. Con esto no quiero decir que el show haya estado exento de controversia y polémica en su momento: capítulos como el de “Las chicas búfalo” fue retirado del aire por representar estereotipos referentes a las lesbianas, y, como se podrá imaginar el lector, el episodio contenía una buena cantidad de insinuaciones sexuales y muchos chistes de doble sentido. De hecho, en mi secundaria, se hizo una junta especial entre maestros, ya que algunos consideraban que La vaca y el pollito era en realidad “pornografía homosexual” (se los juro que eso pasó).

Hace poco redescubrí la serie, ya que ha sido agregada al catálogo de HBO Max, ¡y es todavía más divertida de lo que recordaba! Por supuesto que cuesta creer la cantidad de chistes que de niños pasábamos por alto, y es que es obvio, porque por allá en los 90’s era muy común hacer series “infantiles” que en realidad tenían un humor bastante subido de tono. Quizá, por esto último, la serie se disfruta muchísimo más ahora que somos mayores.

Existen tres episodios que, tanto de niño, como ahora de adulto, me hicieron reír hasta las lágrimas y que les recomiendo ampliamente: La salchicha más fea del mundo, cuando Pollito intenta entrar al baño de las niñas en su escuela, y el del Gato Volador. ¡De verdad que son joyas esos capítulos! (Mientras escribo esto estoy cantando en mi cabeza: «somos un paquete de salchichas, somos las mejores botanas»).

Y ustedes, ¿vieron La vaca y el pollito en su momento, o creen que es buen momento para iniciarla?

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¿Cuántas lunas?

¿Cuántas lunas habré observado antes de dormir? ¿Cuántas de ellas me habrán bañado con sus rayos repletos de melancolía y tristeza? ¿Cuántas veces habré deseado desvanecerme en esos parajes nocturnos? ¿Cuántas lunas habrán sido testigos silenciosos de mi angustia y soledad? ¿Cuántas lunas habré observado antes de dormir, deseando no ver ni una sola más?

In My Restless dreams…

Yo comencé en el mundo de los videojuegos desde muy niño, como ya había mencionado en muchas otras entradas; y desde siempre me ha gustado todo lo relativo al mundo del terror, como también he mencionado en entradas anteriores; en consecuencia, los videojuegos de terror siempre fueron algo por lo que sentí una especial atracción.…

Si algo me pasa, los quiero…

Pocas veces me encuentro con algo tan desgarrador como el cortometraje del que les vengo a hablar el día de hoy. Si algo me pasa, los quiero es un filme escrito y dirigido por Will McCormack y Michael Govier ganador del Oscar a “Mejor cortometraje de animación” en el año 2021, y cuando uno lo…

Todos fuimos Daria

Por allá de los 90’s, dos inadaptados creados por Mike Judge rompieron la televisión norteamericana y de un montón de otras latitudes; nos referimos, por supuesto, a Beavis and Butt-head. Estos dos adolescentes irreverentes y sinvergüenzas tenían una compañera de clase, profunda, sensible, culta e inteligente, pero al igual que Beavis y Butt-head, con problemas serios para socializar, lo que hacía que, incluso este par de descentrados la molestaran con un juego de palabras derivado de su nombre y la llamaran “diarrea”. Como ya se habrán dado cuenta, me refiero a Daria Morgendorffer, quien después de haber sido un personaje secundario en la serie de Judge, se decidió que tendría la propia. Al principio, no muchos estuvieron seguros de la decisión, pero eventualmente el tiempo les daría la razón a los que apostaron por esta serie, ya que se convertiría en todo un ícono de los 90’s, y Daria, uno de los personajes de animación más importantes del siglo anterior.

En la nueva serie, Daria y su familia compuesta por su padre Jake, un inestable adulto con varios traumas ocasionados por su propio progenitor, pero cariñoso y preocupado por sus hijas; Helen, una madre que dedica casi todo su tiempo al trabajo, pero que, al igual que Jake, siempre está lista para cuidar y aconsejar a sus niñas; y finalmente Quinn, una adolescente completamente superficial e interesada sólo por la ropa y el maquillaje (cosa que irá cambiando conforme la serie avanza). Ellos, juntos con Jane Lane, la mejor amiga de Daria, serán los principales componentes de la serie. Existen toda una gama de personajes, y la serie está tan bien escrita que iremos conociendo varias aristas y facetas de cada uno de ellos, tanto de los principales, como de los secundarios.

Creo que el gran éxito que tuvo la serie fue multifactorial: por un lado, la música que acompañaba al show es, hoy por hoy, un museo del rock de los 90’s. En cada episodio podemos encontrar compopsiciones de Radiohead, los Foo Fighters, Stone Temple Pilots, R.E.M., Incubus entre muchas otras bandas; pero la música no brillaba por sí sola, sino que acompañaba adecuadamente las historias, creando una mezcla perfecta en lo audiovisual.

Por otro lado, y como es casi obvio, el gran factor de éxito fue Daria, un personaje sincero y problemático a la vez. Daria es demasiado lista y honesta para el mundo en el que vive, pero eso no impide que sea una adolescente sensible y con unas enormes ganas de ser entendida. Esto último puede verse en las fantasías, esperanzas, compromisos y anhelos que Daria desarrollará con sus dos grandes intereses románticos. Era muy difícil ver la serie y no sentirse identificado con ella; cualquiera que alguna vez haya sentido que no encaja, o que por más que lo intenta no es capaz de comprender su entorno, seguramente se identificó con Daria; podemos decir que, en última instancia, todos somos Daria, y esa fue la clave del éxito para esta serie animada, a saber, la escritura de un gran, gran personaje.

¿Y ustedes, han visto esta serie? ¿Conocían a Daria desde Beavis and Butt-head?

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Metalocalypse: una serie BRUTAL

Adult Swim nos ha regalado varias joyas de la animación para adultos con el paso de los años; quizá la más famosa en la actualidad sea Rick and Morty, pero esto no significa de lejos que sea la única. Hoy les vengo a hablar de Metalocalypse, animación producida por Adult Swim y emitida por primera…

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Estábamos mi hermano y yo afuera de alguna plaza comercial de Acapulco esperando a que salieran nuestros padres. Ya era de noche, y la brisa tropical del puerto hacía que el ambiente nocturno fuese lo suficientemente agradable como para haber decidido no entrar a comprar los suministros para hacer la cena y, en su lugar,…

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Cursando el tercer y último año de mi bachillerato, comencé a frecuentar a unos compañeros de clase que conocía desde primaria, pero con los que nunca había convivido. Por esos momentos de mi vida, tenía unos muy buenos amigos y a quienes siempre llevaré con mucho cariño en mis recuerdos, pero la verdad es que…

¿El Imperio Romano y Japón? Thermae Romae Novae

¿Alguna vez se imaginaron poder estar en Roma y en cuestión de segundos llegar a Japón? Bueno, pues con Thermae Romae Novae en Netflix eso ya es posible. Esta serie animada, inspirada por el cómic de Mari Yamazaki, nos introduce en el mundo de Lucius Modestus, personaje que forma parte de un importante linaje en el que su abuelo y su padre se han dedicado a la construcción de termas en el marco del antiguo Imperio Romano. Ahora, el lector podrá preguntarse si de aquí es de donde viene el argumento de la serie, y pues sí; profundizaré en esto. En el libro 36 de su Historia Natural (escrita en el siglo I, en Roma, y dedicada al emperador Vespasiano), Plinio el Viejo compara las “maravillas de Egipto” con las de Grecia y las de Roma. En éstas últimas, Plinio insistirá que el gran avance técnico que Roma le ha brindado al mundo es eso que hoy llamaríamos “ingeniería civil”, es decir, la construcción de puentes, arcos, carreteras y, sobre todo, cloacas y acueductos. Pongámonos en los zapatos de nuestro autor: resultaba impresionante observar un sistema que posibilitará llevar agua desde fuera hasta el centro de la ciudad, y llevarse todos los desechos desde la ciudad hasta las afueras. Para nosotros, hoy en día, puede parecernos muy normal abrir un grifo sabiendo que saldrá agua, pero para el siglo I, en el contexto en el que ubicamos a Plinio, esto resultaba ser toda una innovación.

Volvamos a la serie. Una vez que hemos hablado de la importancia de los baños públicos para los romanos, podemos entender que los arquitectos tenían un papel preponderante en esa civilización; el poder del Imperio muchas veces se demostraba con grandes edificaciones, por lo que, no era extraño que los emperadores tuvieran a sus propios arquitectos para llevar a cabo obras monumentales que dieran cuenta de su grandeza. Lucius es un arquitecto promedio, pero su pasión por las termas romanas, y el deseo de honrar a su padre y a su abuelo, lo llevan a una serie de viajes al Japón. ¿¡Qué, Japón!? Así como lo escucharon. Claro, aquí entra la parte de ficción de la serie, ya que Lucius se la pasa viajando por el tiempo al Japón del periodo Edo y al Japón de nuestra actualidad. Es en ese lugar donde hallará las ideas más magníficas para su propio oficio, sin saber nunca, a ciencia cierta, dónde diablos se encuentra. Y aquí es donde encontramos lo hilarante de la serie: Lucius, un orgullosísimo romano, se ve superado por todas las invenciones de aquella “gente de cara plana”, como él mismo los llama, pensando que aquella cultura es superior al Imperio Romano en casi todos los aspectos. La verdad es que no hubo ni un solo capítulo donde no soltara varias carcajadas.

Al final de cada episodio, podemos acompañar a la autora del cómic, Mari Yamazaki, a visitar varios de los lugares más emblemáticos de la prefectura de Gunma, Japón, famosa por su cultura termal, por lo que Thermae Romae Novae no sólo termina por ser una seria bastante entretenida y divertida, sino que también nos enriquece con aquellas cápsulas culturales; además de todo esto, aprendemos varios aspectos importantes sobre la historia del Imperio Romano y sobre Japón. ¿Qué mas podemos pedir? ¡Ire videre Thermae Romae Novae!

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