La resurrección que todos esperábamos: Bloodstained: Ritual of the Night

En 1997 salió a la venta el videojuego que para muchos es, incluyéndome, uno de los mejores y más importantes de la historia de la industria: Castlevania: Symphony of the Night – obra de la que no entraré en detalles porque merece su propia entrada -. Esta entrega, perteneciente a la famosa saga de videojuegos que inició en 1986 para la NES (Nintendo Entertainment System), vino a revolucionar no sólo a la colección de los Castlevania, sino que se considera como un momento paradigmático en el acontecer del mundo de los videojuegos, tanto así que, junto con Super Metroid, se le considera el padre del subgénero conocido como Metroidvania.

El genio detrás de la escritura, producción y realización de SOTN fue Koji Igarashi, quien en su momento trabajó para Konami y quien hoy en día ha seguido creando videojuegos por su cuenta, siendo reconocido en la actualidad como una leyenda en el mundo del gaming.

SOTN fue un éxito y es hasta hoy en día considerado como un juego de culto. No es extraño encontrarse directos en vivo en plataformas como YouTube, así como speedruns y toda una plétora de otros videos sobre contenido de la obra de 1997; con esto quiero decir que, más de medio cuarto de siglo después de su génesis, la obra maestra de Igarashi se juega como si se hubiese estrenado ayer.

Durante muchos años, Igarashi continúo entregando otros Castlevania que siguieron muy de cerca la fórmula del Symphony of the Night, y todos ellos fueron bien recibidos por el público y la crítica, sin embargo, desde hace ya aproximadamente más de una década, Konami ha dejado morir varias de sus sagas más importantes; no sólo Castlevania, sino otros éxitos de la empresa nipona como Silent Hill han quedado en el olvido más allá de la demanda de los fanáticos de esas célebres franquicias. La razón de lo anterior es interesante y curiosa: Konami se ha dedicado a las máquinas Pachinko (パチンコ), esa especie de “pinball” moderno que inunda las calles de Tokio y otras ciudades de Japón.  Los fans le han reclamado durante poco más dos lustros la empresa que reviva a Castlevania, pero ellos han decidido que lo mejor es crear remakes o nuevas entregas dirigidas exclusivamente al Pachinko o a dispositivos móviles.

En el año de 2014 Igarashi abandona Konami para continuar con su carrera como productor, director y escritor, pero ahora en solitario, lo que significó que, casi de inmediato, los fanáticos de Castlevania le rogaran que, más allá de los intereses comerciales de Konami, IGA – como también es conocido en el medio – retomará la serie. Por supuesto, los derechos de la saga los posee Konami, por lo que Igarashi no podía hacer un nuevo Castlevania como tal, y ahí fue donde se encontró con la primera dificultad. El otro gran problema era, y como ya se lo estarán imaginando, el dinero. Si algo tenía Konami que le faltaba a Igarashi eran millones de dólares para poder crear un nuevo Castlevania; sin embargo, y aunque el panorama era desolador, en 2015 se lanzó la campaña de micromecenazgo en la plataforma de Kickstarter para el lanzamiento de un nuevo “Castlevania” (y aquí ya le vamos poniendo comillas al título del proyecto). El resultado fue la recaudación de más de 5.5 millones de dólares, con lo que, dándole al público lo que quería, merecía y por lo que se pagó, Igarashi anunció que habría un nuevo juego Metroidvania en sus manos. Hay que decirlo: la campaña que acabamos de mencionar en Kickstarter ha sido una de las más exitosas en toda la historia de la plataforma (y como cosa curiosa, varias fotografías de los mecenas incluso fueron contenidas en los escenarios del resultado final).

Para no “darle más vueltas al asunto”, en 2019 pudimos tener (¡finalmente!) el vástago no autorizado por Konami de Castlevania, obra que fue bautizada como Bloodstained: Ritual of the Night. Es obvio que desde el nombre se trataba de revivir aquella saga olvidada por el gigante nipón de los videojuegos, y el resultado no pudo ser mejor. Bloodstained: Ritual of the Night es una delicia, llena de nostalgia para todos aquellos a los que SOTN marcó nuestra infancia. La jugabilidad es muy parecida, pero ofreciendo nuevas dinámicas y actualizando el concepto. La dirección de arte es hermosa, los escenarios están construidos de manera impecable, y la paleta de colores, así como el diseño de toda la gama de criaturas humanas y bestiales es intachable; el guion es increíble, interesante, profundo, y ofrece una historia novedosa y atractiva. Y la música… ¡ahí es a donde quería llegar, a la música!

Igarashi logró incorporar al proyecto a Michiru Yamane, una de las compositoras japonesas más importantes dentro de la historia de los videojuegos, quien alcanzó la fama y el renombre internacional con el soundtrack de SOTN llamado Nocturne in Midnight, presentándolo en vivo con orquesta sinfónica en varios festivales alrededor del mundo. Sí, ya se imaginarán la delicia que es jugar Bloodstained: Ritual of the Night con la sacrosanta mano de Yamane encargada de la banda sonora. Hay que decirlo: tanto SOTN como Ritual of the Night, valen la pena sólo por la música.

En fin, más allá de reseñar el videojuego, lo que quería era hablarles del largo y sinuoso camino que tuvo Bloodstained: Ritual of the Night para ver la luz. ¿Por qué no reseñarlo? Creo que la mejor forma de acercarse a esta obra maestra es que ustedes la experimenten de primera mano.

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¿El Imperio Romano y Japón? Thermae Romae Novae

¿Alguna vez se imaginaron poder estar en Roma y en cuestión de segundos llegar a Japón? Bueno, pues con Thermae Romae Novae en Netflix eso ya es posible. Esta serie animada, inspirada por el cómic de Mari Yamazaki, nos introduce en el mundo de Lucius Modestus, personaje que forma parte de un importante linaje en el que su abuelo y su padre se han dedicado a la construcción de termas en el marco del antiguo Imperio Romano. Ahora, el lector podrá preguntarse si de aquí es de donde viene el argumento de la serie, y pues sí; profundizaré en esto. En el libro 36 de su Historia Natural (escrita en el siglo I, en Roma, y dedicada al emperador Vespasiano), Plinio el Viejo compara las “maravillas de Egipto” con las de Grecia y las de Roma. En éstas últimas, Plinio insistirá que el gran avance técnico que Roma le ha brindado al mundo es eso que hoy llamaríamos “ingeniería civil”, es decir, la construcción de puentes, arcos, carreteras y, sobre todo, cloacas y acueductos. Pongámonos en los zapatos de nuestro autor: resultaba impresionante observar un sistema que posibilitará llevar agua desde fuera hasta el centro de la ciudad, y llevarse todos los desechos desde la ciudad hasta las afueras. Para nosotros, hoy en día, puede parecernos muy normal abrir un grifo sabiendo que saldrá agua, pero para el siglo I, en el contexto en el que ubicamos a Plinio, esto resultaba ser toda una innovación.

Volvamos a la serie. Una vez que hemos hablado de la importancia de los baños públicos para los romanos, podemos entender que los arquitectos tenían un papel preponderante en esa civilización; el poder del Imperio muchas veces se demostraba con grandes edificaciones, por lo que, no era extraño que los emperadores tuvieran a sus propios arquitectos para llevar a cabo obras monumentales que dieran cuenta de su grandeza. Lucius es un arquitecto promedio, pero su pasión por las termas romanas, y el deseo de honrar a su padre y a su abuelo, lo llevan a una serie de viajes al Japón. ¿¡Qué, Japón!? Así como lo escucharon. Claro, aquí entra la parte de ficción de la serie, ya que Lucius se la pasa viajando por el tiempo al Japón del periodo Edo y al Japón de nuestra actualidad. Es en ese lugar donde hallará las ideas más magníficas para su propio oficio, sin saber nunca, a ciencia cierta, dónde diablos se encuentra. Y aquí es donde encontramos lo hilarante de la serie: Lucius, un orgullosísimo romano, se ve superado por todas las invenciones de aquella “gente de cara plana”, como él mismo los llama, pensando que aquella cultura es superior al Imperio Romano en casi todos los aspectos. La verdad es que no hubo ni un solo capítulo donde no soltara varias carcajadas.

Al final de cada episodio, podemos acompañar a la autora del cómic, Mari Yamazaki, a visitar varios de los lugares más emblemáticos de la prefectura de Gunma, Japón, famosa por su cultura termal, por lo que Thermae Romae Novae no sólo termina por ser una seria bastante entretenida y divertida, sino que también nos enriquece con aquellas cápsulas culturales; además de todo esto, aprendemos varios aspectos importantes sobre la historia del Imperio Romano y sobre Japón. ¿Qué mas podemos pedir? ¡Ire videre Thermae Romae Novae!

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