7 libros de historia para comenzar

Continuaré con esta serie de listas sobre algunos libros que me parece que pueden ayudar a comenzar a estudiar las disciplinas a las que he dedicado mi vida académica. En esta ocasión, expondré siete libros de historia para todos aquellos que tienen interés en iniciarse o profundizar en los terrenos de Clío. Sin más, he aquí mis recomendaciones:

1.- Los nueve libros de la historia: el llamado “padre de la historia”, Heródoto, expone la primera gran descripción del Mundo Antiguo en esta obra. Se trata del primer escrito de la historiografía del mundo griego, en el que se relatan las investigaciones (palabra de donde proviene el término “historia”), sobre las Guerras Médicas que enfrentaron a los griegos y a los persas, suceso de extrema importancia para todas las civilizaciones configuradas a partir del Mediterráneo. Sin lugar a dudas, esta es una parada obligada para todo estudioso de la disciplina.

2.- Historia de la Guerra del Peloponeso: Tucídides fue un militar ateniense que participó directamente en los acontecimientos que son narrados en esta obra, por lo que nos encontramos con una fuente primaria. La obra es importante no sólo por esto, sino porque se trata del primer autor que se encuentra preocupado por la metodología a seguir para la labor del historiador. La relevancia historiográfica de este texto se pone de relieve de manera inmediata, por lo que pienso es otra parada obligada para todo aquel que busque indagar en la disciplina y en algunos de los acontecimientos más importantes del Mundo Antiguo.

3.- Apología para la historia o el oficio de historiador: Marc Bloch, personaje fundamental para el inicio y desarrollo de la Escuela de los Annales, nos trae en esta obra magistral toda una serie de reflexiones sobre qué significa la historia como disciplina y cuál es la labor del historiador. Desde apuntes sobre la metodología del quehacer histórico, hasta comentarios sobre el papel de la subjetividad de quien se dedica a la historia, la Apología para la historia o el oficio de historiador es un texto imprescindible en este campo.

4.- Historia del arte: entrando en unos de los terrenos de especialización del quehacer histórico, La historia del arte de Ernst Gombrich sigue siendo, hoy por hoy, el libro de cabecera para iniciarse en el estudio de la Historia del arte. Es la primera historia del arte que pretende hacer un análisis panorámico de la producción artística, comenzando desde la prehistoria hasta las vanguardias del siglo XX. Gombrich está considerado como uno de los exponentes más importantes de la Historia del arte; se trató de una figura que desafió varios de los prejuicios sobre la disciplina en su momento, y este texto sigue siendo hasta nuestros días una obra que no deja indiferente a nadie, sea que pertenezca al mundo académico, o sea que se trate de un apasionado por el arte y su devenir a través de los siglos.

5.- Pueblo en vilo: obra del historiador mexicano Luis González y González. Famosa y reconocida a nivel internacional por considerarse por varios autores como uno de los primeros textos de microhistoria – esto, sin embargo, no ha dejado de ser discutido con un tono de polémica –. Pueblo en vilo es un trabajo en el que se muestra la historia de San José de Gracia, Michoacán, tierra natal del autor. Luis González y González se ha vuelto todo un referente para la historiografía en México, por lo que la obra que ahora mencionamos posee amplio valor para el desarrollo de la disciplina en nuestro país y para muchas otras latitudes.

6.- Formas de hacer historia: el historiador británico Peter Burke coordina este libro en el que podremos encontrar algunos de los exponentes más importantes del quehacer histórico durante el siglo XX, época en que la manera de hacer historia sufrió importantes cambios, tanto en su metodología como en varios de sus presupuestos. En esta obra encontraremos toda una serie de nuevos enfoques de cara a cómo podemos pensar la disciplina y la labor del historiador. Hallaremos nombres de enorme importancia como Joan Scott que expone los “ires y venires” de la historia de las mujeres, o Giovanni Levi que expone los pormenores de la microhistoria. Formas de hacer historia, en consecuencia, es una obra sustancial para comprender las transformaciones de la labor histórica a partir del siglo XX.

7.- El pasado indígena: en esta obra, dos de los historiadores mexicanos más importantes, Alfredo López Austin y Leonardo López Luján hacen todo un recorrido por el pasado mesoamericano. Los periodos preclásico, clásico, epiclásico y posclásico son revisados de manera sistemática, estudiando los aspectos culturales, sociales, políticos y económicos de las ciudades más importantes de Mesoamérica, dejándonos ver la importancia de civilizaciones como la Olmeca, los Mayas, Cholula y Tenochtitlan. Texto imprescindible para todos los interesados en el periodo prehispánico.

Una vez más, termino esta entrada preguntándoles: ¿cuántos de estos textos conocían? ¿han leído alguno de ellos? ¿conocían a algunos de sus autores? Déjenme sus comentarios para poder seguir discutiendo y profundizando en todo lo relativo a la labor histórica.

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5 películas incomprensibles que debes ver

Como buen amante del cine que me considero ser, me he topado más de una vez con ciertas películas que resultaron ser un bocado un poquito más difícil de digerir que otros, y sé que, para ti que eres amante del denominado “séptimo arte” también te pasó alguna vez. Por eso, hoy te quiero compartir…

7 libros de filosofía para comenzar

Así como en una entrada anterior ya les recomendé 7 libros de psicoanálisis para quienes estén interesados en iniciar a estudiar la disciplina, hoy les traigo la misma idea, pero en relación a libros de filosofía. No se tratan de libros fundamentales, ni de los más importantes, sino que es sólo una consideración personal (y bastante imparcial, adviértanse) sobre algunos textos que pienso que pueden resultar interesantes para comenzar a leer filosofía. Igual que la entrada anterior, la lista no viene en ningún orden de importancia ni tiene ninguna jerarquía:

1.- El muro: este fue uno de los primerísimos títulos de filosofía a los que me acerqué. Tenía quince años, y yo formaba parte de un grupo de fans de The Cure. Después de un rato de estar ahí, me hice amigo de una chava mucho más grande que yo (no recuerdo su nombre, pero creo que por ese entonces ella tenía 23 años, aproximadamente). Me acuerdo mucho que nos la pasábamos platicando por Messenger (imagínense de qué época les estoy hablando), sobre todo los sábados en la noche, y fue ella quien me dijo que, si estaba interesado en estudiar filosofía, debería de leer El muro de Jean-Paul Sartre. Por esos días conseguí la obra y recuerdo que me pareció muy divertida y me hizo pensar bastantes cosas. Y ese fue mi primer acercamiento a la filosofía en toda mi vida. Curiosamente, no tengo ni idea de quién era esa persona como para agradecerle. Me parece que es muy interesante lo que esta anécdota refleja: nunca sabemos cómo ni de qué manera podemos llegar a influir en las vidas de otras personas; estoy seguro que aquella chica nunca imaginó que tendría tanto impacto en la vida de ese adolescente imberbe como para que su recomendación determinara, en gran medida, a lo que me dedicaría hasta el día de hoy.

2.- Los diálogos: por esa misma época, mi profesora de lógica en el bachillerato, Delia (de ella sí recuerdo perfectamente su nombre), se quedaba a platicar conmigo de filosofía unos minutos después de cada clase, y habiéndole yo contado que acababa de terminar de leer El muro de Sartre, me dijo que regresara al comienzo para seguir, y que leyera cualquiera de los Diálogos de Platón. Ahí sí no recuerdo con qué diálogo comencé, pero para fines prácticos de esta lista, pensé en qué diálogo podría recomendarles, y me decidí por el Fedón, diálogo de la época de madurez del filósofo ateniense que describe el momento de la muerte de Sócrates y que discurre sobre el tema de la inmortalidad del alma. Imperdible para cualquier interesado en la filosofía.

3.- Más allá del bien y del mal: cuando comencé a estudiar filosofía ya a nivel universitario, había un filósofo del que todos hablaban y uno de los primeros referentes que aparecían cuando se nos preguntaba por qué estudiar filosofía; me estoy refiriendo a Nietzsche. Por ese entonces, estudiar filosofía era casi sinónimo de conocer o estar interesado en la obra del filósofo alemán. Por mi parte, empecé a leer a Nietzsche poco antes de ingresar a la licenciatura. Bajando del Metro Taxqueña había un pequeñísimo puesto de libros donde, cada viernes, después de ahorrar toda la semana, compraba un libro de filosofía o uno de Lovecraft por sólo veinte pesos. Una de esas compras fue Más allá del bien y del mal de Nietzsche, y al igual que los otros dos números anteriores en esta lista, se trató de uno de mis primerísimos acercamientos a la disciplina. Hasta el día de hoy, más de 18 años después, sigo conservando ese libro en esa pésima traducción, en esa pésima editorial, pero con un enorme valor sentimental.

4.- La ética demostrada según el orden geométrico: “en conclusión, no existe la libertad”; de esa manera acabé una exposición que me dejaron para mi materia de bachillerato titulada “Historia de las doctrinas filosóficas”. El texto a analizar para dicha exposición era la Ética de Spinoza, y aunque en ese momento pensé que no había entendido mucho de la obra, mi profesor me felicitó por haber llegado a la conclusión mencionada. Años después volví al texto en licenciatura, y hoy en día deseo regresar de nueva cuenta, por tercera vez, a la Ética, para repensar el tema de las pasiones y de la causa sui.

5.- La idea de la fenomenología: en el primer semestre de la licenciatura, tuve la enorme fortuna y oportunidad de estudiar fenomenología con una de las grandes autoridades en el tema a nivel América Latina: la Dra. María Dolores Illescas. Tener que estudiar fenomenología husserliana en un momento tan temprano de mi formación académica sirvió para que comprendiera la seriedad del estudio de la filosofía: configuró en mí una idea que hasta el día de hoy sostengo: la filosofía debe poseer una rigurosidad estricta en su desarrollo, categorías, conceptos, metodología y conclusiones. A pesar de la dificultad de la fenomenología de Husserl, sus lecciones que nos llegan hasta el día de hoy con el nombre de La idea de la fenomenología significaron una enorme ayuda para mí en la comprensión del tema, y la puerta de bienvenida para mi interés en la fenomenología trascendental.

6.- Ética a Nicómaco: es uno de los tratados de ética más antiguos de la historia de la filosofía occidental, y a pesar de ello, es uno de los que se me muestran como de los más actuales. Hasta hoy en día, en mi vida cotidiana, no dejo de aplicar mucho de lo dicho por Aristóteles en su Ética; ideas como la del “justo medio” o la importancia de la prudencia y su relación con la deliberación, así como el análisis de la amistad o del concepto de “lo conveniente”, hasta hoy en día, siguen siendo para mí herramientas teóricas y prácticas que me acompañan en mis recorridos filosóficos.

7.- Confesiones: hace poco dejé leer este texto de San Agustín a algunos de mis alumnos de psicología. Varios de ellos fruncieron el ceño en señal de desaprobación – supongo que la mayoría pensó que se trataría de algo así como una clase de catecismo –. A la siguiente sesión, llegaron contentos y entusiasmados, con unas enormes ganas de poder discutir la obra del Obispo de Hipona. Las confesiones de San Agustín son una pieza fundamental de la filosofía occidental, escritas de una manera tan personal y a la vez tan profunda que no dejan de conmover y poner a reflexionar a quien sea que se acerque a la obra. Uno de los puntos más altos de la obra es aquel que tiene que ver con la pregunta sobre el tiempo, tanto así de que Husserl dirá en sus Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo que nadie puede ocuparse filosóficamente del problema del tiempo sin haber leído el libro XI de las Confesiones.

Y bueno, como se habrán dado cuenta, muchos de estos títulos tienen que ver con anécdotas o momentos importantes en mi recorrido filosófico, por lo que sería bueno si pusieran en los comentarios si ustedes ya conocen algunas de estas obras, o decirnos cuáles fueron los libros que despertaron en ustedes su interés por la filosofía.

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7 libros de psicoanálisis para comenzar

El psicoanálisis es una de las disciplinas académicas con más contradicciones en el mundo académico y coloquial en nuestra actualidad: por un lado, todos usamos conceptos como “el inconsciente” y hay pocas personas que no hayan por lo menos escuchado el nombre de Sigmund Freud; por otro lado, no son pocos los que consideran que el psicoanálisis se trata de una charlatanería y que reducen todo el corpus teórico de esa disciplina a frases como “es que Freud dice que todo es sexo [sic]” o “es que Freud dice que todos nos queremos acostar con nuestras mamás [sic]”, frases, por supuesto, completamente incorrectas. El psicoanálisis, al igual que el marxismo – o, mejor dicho, los marxismos – son lugares comunes en muchas discusiones, pero la mayoría de las veces las personas que remiten a estos discursos han leído poco o nada sobre la materia. Es por eso que hoy les traigo 7 libros de psicoanálisis con los que pueden comenzar si es que les interesa no caer en esos lugares comunes y poco exactos (la lista no tiene ningún orden de importancia):

1.- El Complejo de Telémaco: obra del psicoanalista italiano Massimo Recalcati, en la que aborda la cuestión de las paternidades en nuestro contexto actual. A mí personalmente, es una obra que me hizo reformular algunos supuestos básicos de la disciplina, ofrenciéndome nuevas perspectivas para el abordaje teórico y clínico de la función del Nombre del Padre. En un estilo agradable pero no por ello superfluo, Recalcati nos lleva de la mano por toda una serie de reflexiones imprescindibles para nuestra época que nos hacen detenernos y abordar temas como la criminalidad infantil. Considero que se requiere saber de algunos conceptos básicos del psicoanálisis freudiano-lacaniano, pero nada que una consulta en algún glosario en línea no pueda resolver.

2.- El cuerpo pornográfico: al día en que escribo esta entrada, El cuerpo pornográfico es el libro publicado más reciente de la psicoanalista argentina Silvia Ons. Se trata de una de las figuras más reconocidas en el ámbito del psicoanálisis en la actualidad, y con este texto nos demuestra el por qué. Ons parte del análisis del ideal del “hombre-máquina”, ese cuerpo al que ya no le está permitido fallar – incluyendo, por supuesto, todo lo relativo a las relaciones sexuales – lo que nos lleva a repensar las maneras en cómo los seres humanos nos encontramos estableciendo relaciones eróticas e interpersonales actualmente. El mundo digital nos aparece como un enorme cúmulo de información, incluyendo todos los contenidos pornográficos, los cuales se encuentran modificando la manera en que nos desenvolvemos socialmente. Al igual que con el texto de Recalcati, considero importante tener conocimiento de algunos conceptos psicoanalíticos básicos.

3.- Estudios sobre la histeria: este texto escrito por Freud en colaboración con Josef Breuer es una de las piezas fundacionales del psicoanálisis (si bien para la época de su escritura ni siquiera existía el concepto de psicoanálisis como tal). En esta obra no sólo podemos ver desplegado el enorme talento que tenía Freud para redactar y desarrollar sus casos clínicos sobre el papel, sino que también nos enfrentamos a momentos imprescindibles para el desarrollo de los posteriores saberes psicoanalíticos. Pasajes de tanta relevancia como aquel en que Anna O. hablar por primera vez de la talking cure se encuentran en esta valiosísima obra publicada a mediados de los 1890’s.

4.- El retorno del péndulo: esta es una parada obligada para todos aquellos que piensan al psicoanálisis desde (o para) los análisis de fenómenos culturales y sociales. Se trata de una recopilación de conversaciones y correspondencia entre el psicoanalista argentino Gustavo Dessal y uno de los pensadores más importantes de todo el siglo XX: Zygmunt Bauman, a quien la mayoría de ustedes reconocerá por sus ideas a propósito de lo que él mismo denomina “La modernidad líquida”. Desde discusiones sobre el terrorismo, hasta revisiones sobre conceptos como “biopolítica” y “estado de excepción”, El retorno del péndulo es una obra en la que vale la pena detenerse para aquellos interesados en el campo de la psicología social, las ciencias políticas y en el de la propia sociología. Considero que los conceptos básicos del psicoanálisis freudiano-lacaniano y aquellos pertenecientes a la obra de Bauman son importantes para la comprensión de este texto.

5.- El goce. Un concepto lacaniano: uno de los psicoanalistas más importantes de nuestra región, Néstor Braunstein, nos entrega una obra magnifica en la que se resumen los aspectos teóricos y clínicos más importantes para el estudio y la comprensión del “goce”, concepto que, como lo indica el nombre del presente libro, se trata quizá de la aportación más importante de Jacques Lacan al mundo del psicoanálisis. Si bien la obra es bastante complicada, aun así representa una guía para todos aquellos que pretenden estudiar el psicoanálisis lacaniano pero que se han visto obstaculizados por la oscuridad del propio Lacan, ya sea en sus seminarios o en sus diversos escritos. Dicho esto, si bien El goce de Braunstein no es un libro para principiantes, considero que puede ayudar muchísimo para aquellos que buscan iniciarse en los callejones del psicoanálisis lacaniano.

6.- Historias de amor: una de las psicoanalistas más importantes de todo el siglo XX, Julia Kristeva, nos entrega toda una serie de reflexiones en torno al amor desde la perspectiva de los estudios psicoanalíticos. La obra resulta apasionante y muy amena, aun cuando los lectores que decidan acercarse a ella no sean expertos en psicoanálisis. Como la mayoría de los títulos de esta lista, se requiere de un conocimiento básico de los conceptos pertenecientes al psicoanálisis freudiano-lacaniano, lo que será recompensando con toda una serie de pasajes profundos sobre la experiencia del amor en el ser humano.

7.- Freud: una interpretación de la cultura: este libro de Paul Ricoeur marcó un “antes y un después” en la historia, no sólo del psicoanálisis, sino de la propia filosofía del siglo XX, comenzando por el hecho de que es aquí donde el filósofo francés propone el término de los “maestros de la sospecha” para referirse a Freud, a Marx y a Nietzsche. Me parece que es un texto que puede servir mucho para comenzar con el estudio del psicoanálisis, ya que Ricoeur analiza desde distintos puntos de vista varios de las aristas sustanciales de la obra Freud, pasajes que van desde La interpretación de los sueños hasta los puntos de contacto entre el psicoanálisis y la hermenéutica filosófica.

Y bueno, pues estas serían las 7 recomendaciones que yo dejaría aquí. Por supuesto que considero que existen muchos otros textos introductorios al psicoanálisis, pero aquí les puse algunos de los primeros que vinieron a mi mente y de los cuales más he disfrutado. Si desean algunas recomendaciones sobre temas en específico de psicoanálisis o una segunda parte de esta entrada, no olviden dejar sus comentarios.

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Literatura para putas y drogadictos

La primera referencia que tuve en mi vida sobre la generación beat fue (aún sin yo saberlo en aquella lejana infancia) el ya clásico capítulo de Los Simpson en el que Bart falsifica una licencia de conducir. De entre las diversas hazañas que él, Milhouse, y Nelson llevaron a cabo con la identificación falsa, resalta la de entrar al cine y ver una película que, por su edad, no les estuviera permitida. La marquesina del establecimiento decía Naked Lunch y ponía énfasis en la clasificación para mayores de edad. Y es que sí, ¿qué niño de once años no hubiera querido entrar a ver una película titulada El almuerzo desnudo? El chiste de la escena es cuando los tres amigos salen de la función y por sus rostros es evidente que la película no fue lo que esperaban, al mismo tiempo en que Nelson comenta: “hay por lo menos dos grandes mentiras en ese título”.

La referencia cinematográfica a la que se hace alusión es a la película de David Cronenberg, basada en la novela del mismo nombre, es decir, El almuerzo desnudo de William Burroughs, cosa de la que me enteraría años después. Burroughs es sólo uno de los muchos autores que conformaron la llamada “generación beatnik”, una serie de escritores norteamericanos de mediados del siglo XX, cuyas principales características fueron la innovación en lo relativo a la forma y el contenido de la literatura norteamericana de ese momento.

De cara al contenido, los beat comenzaron a hablar sobre temas poco usuales para la época; tópicos como la homosexualidad, el sexo y la heroína. Un buen ejemplo de ello es la primera novela del propio Burroughs: Yonqui, obra que intenta ofrecer un esbozo sobre la adicción a la heroína desde la experiencia del propio autor. Cabe mencionar lo controvertido que para 1953, año de publicación de dicho texto, resultaba el tema de “la droga” (es decir, la heroína, única droga que merece llevar ese nombre, según Burroughs), tanto así que el autor debió escribirla bajo el seudónimo de William Lee. Existen frases en Yonqui que reflejan bien el estado quasi catatónico del adicto común y ordinario: “La droga llena un vacío […] Nadie decide convertirse en yonqui. Una mañana se levanta sintiéndose muy mal y se da cuenta de que lo es […] La droga no proporciona alegría ni bienestar. Es una manera de vivir”.

En lo que respecta a la forma, En el camino de Jack Kerouac fue escrito a la manera en que, según el propio autor, se improvisa el jazz. Se trata de un ejercicio literario, en el que así como el jazzista compone sobre la marcha el bebop, el escritor lanza manchas de tinta que se convierten en versos. En el camino de Kerouac está considerado como el “manifiesto” de la generación beat y un clásico de la literatura norteamericana del siglo XX. Es una novela en la que más de uno ha creído encontrar los antecedentes del movimiento hippie, y donde hacen sus primeras apariciones los hipsters – aunque poco o nada tienen que ver con los que hoy en día entendemos por hipsters –. El almuerzo desnudo de Burroughs, de igual manera, es un texto que rompe con cualquier intento de estructura narrativa convencional.

Por supuesto que la lista no se reduce a estos dos autores; textos como Aullido de Allen Ginsberg son piezas fundamentales del movimiento. A mí en lo personal, pocas cosas pueden gustarme tanto como encender un cigarro, servirme una copa de ron, poner un poco de música country y leer algo de los beatniks, imaginándome en un recorrido a través de la Colfax Avenue, redescubriendo ese otro Estados Unidos de los rebeldes y las prostitutas, de los amantes del jazz y de las letras, de los viajeros interestatales y los arqueólogos de historias citadinas; de las narraciones de amor y desamor de una noche en un hotel iluminado por luces de neón o de una fría estación de autobús. La lectura de cualquier libro de los beat es una invitación a viajar por ese Estados Unidos: ¿se lanzan?

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Algo que mencionar sobre Irvine Welsh

El autor del que les hablaré en esta ocasión es nada menos que el escritor de la célebre novela de Trainspotting, la cual tuvo una adaptación cinematográfica en manos de Danny Boyle, en la que incluso aparece el propio Welsh interpretando a Mikey Forrester y que catapultó a la fama tanto al escritor como al director de cine.

En entradas anteriores ya les he hablado de los autores de la llamada generación beat, por un lado, y de Charles Bukowski por otro; Welsh es un autor que también goza de mi admiración, ya que considero que en gran medida es un heredero de varios de los aspectos de los autores anteriormente mencionados.

La literatura de Welsh se acerca mucho al “realismo sucio”. Uno de los grandes méritos de Welsh ha sido escribir reflejando de manera fiel la jerga de los barrios bajos de Edimburgo. Sus historias son narraciones que en gran medida nos dejan ver la vida de los marginados de Escocia, personajes inmersos en un mundo capitalista los cuales no tienen acceso a la vida “triunfante” que dicho modo producción postula. No se trata de la Europa idealizada que aparece la mayor de las veces tanto en el cine como en las agencias de viajes, aquí aparece un Edimburgo sumergido en la pobreza y la dominación de la corona británica y sus líderes; Welsh dibuja un panorama desolador donde la juventud sólo puede encontrar una salida para poder sobrellevar la vida en el crimen, las drogas, el soccer y el sexo casual. El propio título de la célebre novela, Trainspotting, hace alusión a la actividad de sentarse a observar trenes todo un día entero, registrando las características principales de cada uno de los vagones, actividad que considerada para algunos como un pasatiempo y que deja ver el vacío ocioso con la cual, más de uno, intenta matar el tiempo para no enfrentarse a una vida sin futuro ni beneficio.

A pesar de que sus novelas tienen muchos momentos de comicidad, en general son retratos oscuros de la vida de todos aquellos que no forman parte del proyecto del «éxito» que como sociedad se espera obtener. Aquí les dejo una breve reseña de cuatro novelas de Welsh, las que yo considero que reflejan en buena medida de qué va su trabajo:

1.- Skagboys: cronológicamente hablando, se trata de la primera novela en la que se desarrolla el universo de Trainspotting, es decir, en este trabajo podremos ver cómo es que se conocieron en una juventud muy temprana Renton, Begbie, Spud y Sick Boy, y cómo es que comenzó el aspecto temático más fuerte de dicho universo: la adicción destructiva e irreparable de los protagonistas a la heroína. Hablando en términos de la obra de Welsh, es una de sus últimas novelas publicadas hasta el momento, y se nota una evolución y madurez del autor con respecto a otros de sus trabajos. La novela es la más política de Welsh hasta la fecha, ya que contiene una severa crítica al proyecto de nación de Margaret Thatcher, un proyecto de tintes neoliberales que aplastó a la clase obrera, así como pasó con Ronald Reagan en Estados Unidos.

2.- Trainspotting: como ya lo mencioné, la película basada en esta novela fue todo un éxito en taquillas y hoy por hoy está considerada como una cinta de culto. La novela, por su parte, se trata de un trabajo muy divertido y que nos introduce en ese otro Edimburgo, el de los “chutódromos” (aquellos lugares que suelen ser habitaciones de edificios abandonados, utilizados para inyectarse heroína y gracias a los cuales proliferaron los contagios de VIH). La película de Boyle es excelente, pero no se puede dejar de leer la novela de Welsh.

3.- Porno: esta es la novela en la que está basada Trainspotting 2. En ella, nos situamos diez años después de los sucesos de Trainspotting, y vemos a sus personajes, habiendo remplazado la heroína por la cocaína, aun lidiando con problemas como la violencia doméstica, el trabajo y el sin-sentido de la existencia. Como lo dice su título, la novela se centra en la industria del entretenimiento para adultos, lo que da oportunidad a Welsh para lanzar agudas observaciones sobre las relaciones de parejas, la explotación del cuerpo y el afán de ganancia sobre todas las cosas propio del sistema capitalista. Como se menciona en la propia novela: “Si de veras quieres saber cómo funciona el capitalismo, olvídate de la fábrica de alfileres de Adam Smith, éste es el sitio [un prostíbulo] que hay que estudiar”.

4.- Crimen: una de las novelas más fuertes que he leído. En ella nos encontramos con Ray Lennox, un inspector perteneciente al cuerpo policiaco de Edimburgo, quien tras no haber podido resolver la violación y el asesinato de una niña, cae en una severa crisis, por lo que se le obliga a tomarse unas vacaciones en Miami. Ya estando ahí, y sin darse cuenta, Lennox se ve inmerso en el mundo de la prostitución y la pornografía infantil. Una novela que muestra el talento narrativo de Welsh, al tratar un tema tan delicado como el de la pedofilia en una novela extraordinaria.

Como siempre, los invito al diálogo y a que dejen sus comentarios. ¿Ya han leído algo de Irvine Welsh? ¿Qué les parece?

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The inside room: un disco que te rompe el alma

Era diciembre del año 2011, y buscando recomendaciones discográficas en la red, llegó a mis manos The inside room de la banda 40 Watt Sun, y desde la primera vez que lo escuché, se clavó profundo en mi alma. La banda británica, perteneciente al subgénero del Doom Metal, había lanzado ese mismo año una pieza…

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Llegué a la misma cantina de siempre y pedí la promoción usual: una cerveza y un mezcal. Mientras esperaba, un joven mesero no dejaba de verme, como si estuviera intentando encontrar algo en mi persona. Yo, con los ojos clavados en mi sucia mesa continúe esperando. De pronto, llegó el mesero de mirada intrigante y…

Escrito de un joven indecente leyendo a un viejo indecente

En mis años de preparatoria tenía un compañero que siempre me hablaba de Charles Bukowski, aunque no lo hacía a manera de recomendación, por el contrario, él sostenía que se trataba de un borracho que no sabía escribir y que siempre trataba los mismos temas de manera monótona; años después, un profesor de filosofía me comentó que gracias a la obra de Bukowski había podido considerar importantes aristas en lo relativo a cuestiones de bioética y sexualidad; finalmente, uno de mis alumnos de la licenciatura en Gastronomía me comentó que Bukowski le resultaba muy divertido, pero que como escritor le parecía que no valía mucho la pena. ¿Cómo es que un mismo autor podía despertar tantas pasiones tan antagónicas entre ellas? Como siempre, sólo había una forma de averiguarlo: leyéndolo.

Por aquel entonces hojeaba de manera apasionada a Nabokov, a Burroughs y a Kerouac, y escuchaba incansablemente a Chopin y a Rachmaninov, y recuerdo que la lectura de Bukowski irrumpió como un ladrón por la noche en esa época de mi vida.

Decidí leer todas sus novelas, aquellas en las que su personaje principal es Henry Chinaski, alter-ego del propio Bukowski. Comencé con La senda del perdedor, novela en la que se narran los primeros años de infancia del célebre personaje. Desde ese momento, leer a Bukowski significó para mí el enfrentamiento con una realidad asquerosa y miserable, esa que siempre está presente y de la que incluso hemos formado parte, pero conforme nos encerramos en universidades, cafés llenos de “intelectuales” y tiendas departamentales, nos olvidamos de que existe: me refiero a la realidad de los marginados. La historia de Chinaski es, en gran medida, la historia de muchos de nosotros: un personaje de clase media inmerso en la mediocridad de la rutina del asalariado, rodeado de la violencia ejercida por la autoridad o por los mismos compañeros de la escuela o el trabajo, lidiando con el sin-sentido de la cotidianidad enajenante, ésa que únicamente nos recompensa, de vez en cuando, con un trago de alcohol o un rato solitario de ocio y una vida que, no sabemos bien cómo o por qué, nos promete un futuro más brillante, pero que al mismo tiempo y sin darnos cuenta nos ha drenado décadas de nuestra existencia. Sí, esa es la vida de Henry Chinaski, y si algo me atrapó en la descripción de las desventuras de dicho personaje, es que en gran medida me sentí identificado con varias de ellas; en general, creo que todos podríamos sentirnos identificados con algún aspecto de la obra de Bukowski.

Borracheras, acostones, soledad, peleas, resacas y cruda moral, aburrimiento, el falso sentido de “éxito” en la vida, las relaciones amorosas, las carreras de caballos y el ocio, la pobreza, el remordimiento, el sexo, la fama, la literatura y el arte en general, el trabajo y la explotación capitalista y el desamor, son sólo algunos de los tópicos más recurrentes que he encontrado en la obra de Bukowski. Es un autor no apto para clasistas, porque aquí no hay grandes figuras retóricas ni elaboraciones literarias de profundidad; en Bukowski no hay una preocupación por la metáfora ni la metonimia, aquí lo que suena es la Música de cañerías de la que suelen estar inundadas algunas de las historias de estos personajes; no importa si se trata de Los Ángeles o de la Ciudad de México, siempre habrá algo que contar cuando, al calor de los tragos de alcohol, en alguna de esas avenidas llenas de prostitutas a altas horas de la noche, se ponga la atención suficiente para relatar esas historias.

Como lo dije al principio, la mejor forma de conocer a un autor es leyéndolo, por lo que ahora les dejo un regalo: una lista de las novelas de Bukowski que respeta la cronología biográfica de Henry Chinaski. Me explico: las novelas de Bukoswki no fueron escritas en el orden en que se desarrolla la vida de Chinaski, es decir, la primera novela de Bukowski no es aquella que nos narra la infancia de dicho personaje. Así que ahí va la lista y una breve descripción de cada novela:

1.- La senda del perdedor: como ya había mencionado, se trata de la narración de los primeros años de vida de Chinaski. Aquí leeremos sobre el abuso físico y emocional de su padre, el maltrato por parte de los compañeros en el colegio y sus primeras experiencias sexuales y etílicas.

2.- Factotum: la historia de un Chinaski que no puede encontrar un trabajo estable (y tampoco es que le interese mucho hacerlo), y que mientras persigue el sueño de volverse escritor, sólo encuentra refugio y entretenimiento en el alcohol y el hipódromo.

3.- Cartero: una de las novelas más divertidas que he leído. Fue cuestión de comenzar a leerla, y cuando menos me di cuenta, en un solo día la había concluido. Aquí encontramos a un Chinaski más maduro que, como lo dice el nombre del texto, trabaja en el servicio postal, sin embargo, las mujeres, la escritura y el alcohol siguen siendo el eje directriz de la vida del singular personaje. Es la primera novela de Bukowski, la cual fue escrita en tan sólo un mes.

4.- Mujeres: como lo indica su nombre, la presente novela gira en torno a la vida amorosa y sexual de un Chinaski que, para estos momentos, ya es un escritor ampliamente reconocido y famoso. Todas las mujeres que alguna vez lo habían rechazado, ahora regresan como fieles admiradoras, dispuestas a entregarse en carne y alma al autor en cuestión. Una novela que combina las descripciones más burdas, groseras y toscas de lo que puede ser una relación sexual, con importantes reflexiones sobre el sentido de las relaciones de pareja.

5.- Hollywood: la última novela que nos narra la vida de Chinaski. En ella se cuenta el encargo de la escritura de un guion sobre la propia vida del escritor. Al estar basada enteramente en la vida de Bukowski, en esta novela encontraremos referencias a importantes personajes como Sean Penn, Madonna y David Lynch. Una sátira implacable al estilo de vida norteamericano y sus falsos ídolos.

Como recomendación adicional, dejo una lista de otras obras de Bukowski:

1.- Pulp: se trata de la última novela escrita por Bukowski. No la incluí en el apartado anterior debido a que no sigue el hilo conductor biográfico de Henry Chinaski (aunque sí se le menciona). Se trata de una burla del propio Bukowski a las novelas de folletín (las Pulp Fiction, algo así como nuestro muy querido Libro vaquero), tanto así que el libro está dedicado “a la mala escritura”, y efectivamente, es una de las novelas más aburridas que he leído, aunque es imprescindible para los fans.

2.- Escritos de un viejo indecente: este texto es la recopilación de catorce meses de una columna semanal que Bukowski escribió para Open City, un periódico underground dirigido por uno de sus amigos. Dicha columna fue la que catapultó a Bukowski a la fama y el reconocimiento.

3.- El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco: recopilación del diario de los últimos días de Bukowski. Sin lugar a dudas, y dado que se trata de un Bukowski ya viejo y a punto de morir, podemos observar a un autor más introspectivo, filosófico y reflexivo.

4.- Se busca una mujer y La máquina de follar: ambos textos son recopilación de cuentos y narraciones cortas del autor.

En lo personal, considero que la obra de Bukowski puede tener la profundidad que cada quien sea capaz de encontrar en ella, y aun cuando no se le encuentre nada de profundo queda la siguiente interrogante: ¿quién dijo que toda la literatura tenía que ser necesariamente profunda? A veces una cerveza y un buen libro de Bukowski pueden ser las mejores armas para disfrutar de un tedioso sábado por la noche, o para no volver insoportable el periodo de tiempo existente para entrar y dar clases entre el horario del turno vespertino al nocturno, como lo fueron para un servidor.   

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El mejor disco de toda la historia: Bat Out Of Hell

Verano del 2005: mi hermano y yo estábamos de vacaciones y en uno de esos días de descanso veíamos VH1; como parte de la programación, salió una película biográfica sobre el que se aseguraba, era uno de los artistas de rock más grandes de todos los tiempos: Meat Loaf. Nos quedamos viendo todo el documental…

Te imaginé…

Imaginé que, en una tarde de verano, mientras veía la televisión y fumaba un cigarro, alguien tocaba a mi puerta, mientras oía la lluvia caer.   Imaginé cómo se formaba un rostro de incertidumbre y angustia en mi ser, e imaginé levantarme con zozobra y caminar para abrir. Imaginé ver tu rostro del otro lado…

Me amarás…

Me amarás… Me amarás desde siempre y para siempre, desde la noche en que nuestros labios se juntaron en un beso que sabía a clandestinidad. Me amarás con cada mensaje y con cada fotografía, con cada sonrisa y con cada lágrima extraviada en lo fugaz. Me amarás en ese motel de mala muerte, en el…

Elvis nunca se equivoca, o el libro que me salvó la vida

Existen libros que por el momento de la vida que estamos viviendo definitivamente nos dejan una marca; en esta ocasión quiero hablarles de un texto que marcó la época más difícil por la que he tenido que atravesar.

La semana en que murió mi hermano fue la más complicada de toda mi vida. Faltaba algo: la música no se escuchaba igual, los colores de la vida se tornaron opacos; era como si algo doliera en cada minuto que acontecía. En esos días, y para intentar mitigar el dolor, decidí hacer lo que más me gusta hacer: pasearme por una librería. Llegué a una de las librerías ubicadas en Miguel Ángel de Quevedo, e inmediatamente tomé un libro que llamó mi atención: no conocía al autor y tampoco sabía de qué se trataba, pero lo retiré de la estantería y lo compré.

Unos cuantos minutos después bajé a la cafetería de la misma librería, pedí un café americano y comencé a hojear el libro. Lo primero que noté fue el nombre del autor: Rodrigo Morlesin, observé que había nacido en la Ciudad de México y que su banda favorita era The Cure (demasiadas coincidencias, pensé). En esos momentos no tuve la oportunidad de leer el texto, por el contrario, comencé a escribir un primer borrador de las palabras que pronunciaría en el funeral de mi querido hermano, el cual tendría lugar unos días después.

Los días pasaron grises, lentos y dolorosos, y posteriormente, tuve que darle el último adiós al compañero de toda mi vida. La vida siguió, de manera cruel, y creí que encontraría consuelo en el texto que había adquirido unos días antes: enorme error, porque la historia resultó ser un relato bastante cercano a lo que yo vivía en ese entonces.

Elvis nunca se equivoca nos cuenta la historia de un cachorro callejero abandonado en un mundo por más difícil y hostil. Es él quien nos cuenta el calvario que debe atravesar día con día para no morir de hambre o simplemente para pasar la noche. Su suerte cambia cuando, al ser salvajemente atropellado, llega a un hogar, donde Ana, una linda niña de muy corta edad lo convierte en su mejor amigo. Elvis – que es el nombre que la nueva familia le ha asignado – nos cuenta todas las aventuras que vive en su nueva casa, hasta que la desgracia se hace de nueva cuenta presente.

Advertencia: que no los engañen las tiernas ilustraciones de Satoshi Kitamura ni la brevedad de la historia, Elvis nunca se equivoca es un texto profundo y amargo que trata el tema de la muerte. Todo aquel que haya perdido a un ser querido (ya sea animal o ser humano), no podrá controlar las lágrimas en más de una ocasión.

Tal y como lo comenté, probablemente era el libro menos adecuado para mí tras el fallecimiento de mi mejor amigo, sin embargo, al leerlo, Elvis nunca se equivoca me hizo sentir que no estaba tan solo, y fue un libro que, después de todo, me dio un consuelo que no esperaba encontrar. No creo mucho en el destino, pero probablemente algo o alguien puso ese libro en mi camino aquella lluviosa y fría tarde que entré a aquella librería. Y ahora puedo decir que es uno de los libros que con más cariño atesoro, y que sin lugar a dudas recomiendo a todos y cada uno de ustedes.

Elvis nunca se equivoca fue un compañero importante en uno de los momentos más tristes de mi vida. Hay libros que nos cambian la vida, y hay otros que nos la salvan; ¿Ustedes qué opinan?

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The Midnight Gospel: una cura contra el dolor

Han pasado ya algunos años desde que, por motivos de la expansión del COVID-19 a nivel mundial y de forma acelerada, tuvimos que resguardarnos en nuestros hogares. Fue en ese entonces, y debido a dicha situación, que muchos de nosotros encontramos una buena manera de pasar el tiempo descubriendo series y películas en diversos medios…

Una charla de café sobre literatura gótica y de terror

Hace no mucho que recibí en mi hogar la grata visita de mi amigo “Godo”, y entre muchas de las cosas que se hablaron esa tarde, nos propusimos leer y discutir El Hombre de la Arena del célebre escritor alemán Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.

Este era un cuento que yo ya conocía debido a que, hace ya unos cuantos años, tomé un curso de literatura gótica, en el cual, el profesor hizo énfasis en dos textos: el primero de ellos El Castillo de Otranto de Horace Walpole, escrito famoso por estar considerado como la primera obra literaria perteneciente al género de lo gótico y el terror; el segundo de ellos era El Hombre de la Arena de Hoffmann, el cual, según nos decía el maestro, se trataba de uno de los pilares y más grandes representantes de dicho género.

El hombre de la arena es uno de esos textos de los cuales es mejor no decir ni una palabra, no sólo porque existe el riesgo latente de arruinar algunos detalles o la totalidad de la historia, sino porque al callar sobre su contenido, no hacemos otra cosa más que aumentarle un aire misterioso y tenebroso a la obra en cuestión.

Lo que sí puedo decirles es que se trata de una delicia; en lo particular, me hizo revivir el amor por la literatura gótica. Gracias a esta lectura recordé a otros de mis pasajes favoritos en lo relativo a este género: reviví La sombra sobre Innsmouth de H.P. LovecraftEl pueblo blanco de Arthur MachenOtra vuelta de tuerca de Henry JamesEl cuervo de Allan PoeFausto de Goethe, entre otros.

La recomendación que me hizo el buen “Godo” y que ahora les hago a todos ustedes es la de complementar la lectura de El Hombre de la Arena con el estudio que Sigmund Freud realiza sobre dicha obra, intitulado como “Lo ominoso”.

En resumidas cuentas, se trata de un cuento constituido como todo un clásico de la literatura gótica y de terror que sorprende por su forma, y el cual hará que los vellos del brazo se les ericen a más de uno de ustedes. Por mi parte, me dispongo a continuar con otro trabajo del propio Hoffmann, el cual también vale la pena mencionar: Los elixires del diablo.

A título personal, recomiendo la colección perteneciente a la editorial Valdemar titulada “El Club de Diógenes”, en la cual encontrarán todos los títulos mencionados aquí y muchísimos más. Aunque los libros pertenecientes a dicha colección pueden resultar un tanto caros, la estética de cada una de las piezas, así como la traducción, los estudios preliminares y el aparato crítico valen mucho la pena.

¿Y ustedes, qué obras de terror gótico han leído? Si les interesa el tema, también pueden visualizar nuestro canal de YouTube, donde encontrarán un video titulado “Zorro en la noche: literatura gótica y de terror”, para seguir discutiendo sobre todas estas obras, ahora que nos encontramos en el mes del terror.

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¿Cuántas lunas?

¿Cuántas lunas habré observado antes de dormir? ¿Cuántas de ellas me habrán bañado con sus rayos repletos de melancolía y tristeza? ¿Cuántas veces habré deseado desvanecerme en esos parajes nocturnos? ¿Cuántas lunas habrán sido testigos silenciosos de mi angustia y soledad? ¿Cuántas lunas habré observado antes de dormir, deseando no ver ni una sola más?

In My Restless dreams…

Yo comencé en el mundo de los videojuegos desde muy niño, como ya había mencionado en muchas otras entradas; y desde siempre me ha gustado todo lo relativo al mundo del terror, como también he mencionado en entradas anteriores; en consecuencia, los videojuegos de terror siempre fueron algo por lo que sentí una especial atracción.…

Si algo me pasa, los quiero…

Pocas veces me encuentro con algo tan desgarrador como el cortometraje del que les vengo a hablar el día de hoy. Si algo me pasa, los quiero es un filme escrito y dirigido por Will McCormack y Michael Govier ganador del Oscar a “Mejor cortometraje de animación” en el año 2021, y cuando uno lo…

Literatura, muerte y desesperación: crónica de un país despedazado

Sí, sé que desde el título de esta ocasión no se muestra ninguna luz de esperanza en las palabras que vienen, pero es que después de leer “La parte de los crímenes” de la novela de Roberto Bolaño titulada 2666, no pude pensar en otro título, y sinceramente, no quise pensar en otro.  

Roberto Bolaño es uno de los grandes escritores latinoamericanos de los últimos 30 años. De origen chileno, el escritor fallecido en 2003 ha dejado obras imprescindibles para la literatura latinoamericana (y por qué no decirlo, para el mundo literario en general) como lo son Los detectives salvajes y Nocturno de Chile, sin embargo, la obra de la que hoy les vengo a hablar es su última novela, publicada de manera póstuma con el título de 2666.

La lectura de esta obra es complicadísima, no sólo por la enorme extensión de la novela (entre 1,000 y 1,200 páginas, dependiendo de la edición), sino que el tema que inunda sus cuartillas es indigesto, al grado de que por momentos uno desea cerrar el libro y no volverlo a abrir, y es que el hilo central de 2666 son las denominadas “Muertas de Juárez”, aquellas mujeres que a principios de la década de los noventas del siglo pasado pusieron, lastimosamente, a México en el mapa del mundo.

2666 le da un nombre y una historia a todas aquellas mujeres que fueron brutalmente asesinadas en la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez, México, sólo que en la novela de Bolaño la ciudad en la que acontecen los crímenes es conocida como “Santa Teresa”.

La obra en cuestión estaba pensada para publicarse como cinco novelas por separado, sin embargo, a la muerte de Bolaño, su editor y su esposa decidieron publicarla como una sola; aun así, si uno se acerca a la obra puede constatar que, efectivamente, el libro puede ser leído como si se trataron de cinco obras independientes. “La parte de los crímenes” es aquella en que se relatan la muerte de 110 mujeres, de las cuales, se narra con lujo de detalle la forma en que fueron violadas, torturadas y finalmente, asesinadas. En lo personal, nunca había tenido que enfrentarme a un texto como el de Bolaño, en el cual, repito, se describen 110 asesinatos de mujeres. La experiencia literaria de eso es sui generis.

Sin lugar a dudas, es cuestionable la estrategia de Bolaño, ya que al querer denunciar la ola de violencia inaudita que significaron en ese momento las «Muertas de Juárez”, somete al lector en una orgia esquizofrénica de sangre, violación anal y estrangulamiento, entre otros actos propios de la barbarie. ¿Por qué leer, entonces, 2666?, La respuesta es sencilla: se trata de una obra maestra, tanto en su forma como en su contenido.

Antes que nada, aclaro: no he leído la obra completa, sólo “La parte de los crímenes”, por lo que todas mis opiniones remiten, obviamente, a dicha sección de la novela.

Al leer la presente obra de Bolaño, el lector se sumerge en una distopia, un lugar que parecería no pertenecer a este mundo en el que la impunidad y el crimen se mezclan con la droga, la brujería, la pobreza extrema, el american way of life justo a unos pasos de la frontera norteamericana, todo narrado con una cercanía y familiaridad con la que el autor logra transportarnos a esa “Santa Teresa”, tan lejana pero a la vez tan real para nosotros los mexicanos.

Como dije, no puedo dejar de pensar en un título como con el que nombro la presente columna, debido a que, las «Muertas de Juárez” nos sumergieron a todos los mexicanos en un país que comenzaba a demostrarse como hoy lo vivimos: una tierra violenta, sin futuro alguno para varios sectores de la población, con un sistema impune y corrupto, y que parece que no va para ningún lado. Ese México trágico de 2666 se multiplicó a la enésima potencia en los años posteriores a la presentación de esos casos, porque si en ese momento las «Muertas de Juárez” paralizaron a la opinión pública en México y allende sus fronteras, nadie se imaginaba cómo se pondría la situación unos años después, cuando la cifra en promedio en toda la República Mexicana de mujeres asesinadas asciende, hoy por hoy, a nueve mujeres privadas de su vida por día. Aquella pesadilla que antaño le aparecía a Bolaño y a muchos otros como un problema endémico de una región del país, hoy se extiende por todo el territorio mexicano.

La lectura de este texto se inscribe en un curso que tomé en su momento con el célebre escritor mexicano Jorge Volpi (En busca de Klingsor), curso en el cual el profesor nos comentó que la idea de leer una obra como 2666 es, por una parte, hacer caso a la denuncia que un texto como ese pretende lanzar, lo que nos lleva a re-pensar nuestra actualidad; por otro lado, la lectura de una novela como la de Bolaño tiene por objetivo, más allá del morbo inútil e improductivo, generar empatía con todas aquellas mujeres que en su momento fueron una estadística más, pero que gracias a una obra como 2666, ahora tienen un nombre, y su historia ha sido contada. Lo escalofriante de la novela es que, entre tanta locura, uno puede ir adivinando que la realidad actual encuentra su eco en la ficción desarrollada por Bolaño: en ninguno de los 110 casos se encuentra al culpable de los homicidios. Como dije, esto no es ningún spoiler, sino que es el sentimiento tan (desgraciadamente) familiar con el que lector convive desde la primera lectura de los casos.

En conclusión, 2666 se trata de una obra sólo apta para estómagos fuertes, pero indispensable para todos aquellos interesados en la violencia de género y los feminicidios, cuestiones que, desafortunadamente, parece que se incrementan día a día en nuestro país.

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