5 películas incomprensibles que debes ver

Como buen amante del cine que me considero ser, me he topado más de una vez con ciertas películas que resultaron ser un bocado un poquito más difícil de digerir que otros, y sé que, para ti que eres amante del denominado “séptimo arte” también te pasó alguna vez. Por eso, hoy te quiero compartir cinco películas que, en cuanto aparece la pantalla de créditos uno se queda pensando en la comodidad de su sala “¿qué chingados acabo de ver”?

Estas son cinco películas que tuve que volver a verlas para intentar comprender algo, que me vi en la necesidad de comentarlas con alguien para que me pudieran decir qué fue lo que ellos entendieron, o que tuve que buscar alguna explicación en blogs de internet o videos de YouTube para más o menos saber de qué había ido la cinta. Y no, no te las voy a explicar ni a darte mi interpretación, porque creo que lo interesante de estas películas es hacer ese ejercicio de reflexión compartido, así que mejor déjame como comentario tus teorías o explicaciones de las cintas que ya hayas visto.

1.- Visitor Q de Takashi Miike: necrofilia, incesto, sodomía y una familia disfuncional que se vuelve a unir gracias a un inesperado huésped. Visitor Q, de la que alguna vez bromeaba en un coloquio de cine al describirla como la “Mary Poppins japonesa”, es una película que no deja a nadie que la haya visto indiferente, y que, a pesar de que en una primera instancia puede parecernos grotesca y de mal gusto, es un filme profundo que lanza una crítica sin miramientos ni reparo a los valores tradicionales de la sociedad nipona.

2.- Donnie Darko de Richard Kelly: esta es una parada obligada en el desfile de las “películas que no se entienden”. Protagonizada por un muy joven Jake Gyllenhaall, esta cinta en la que seremos testigos de un accidente, participaremos en viajes por el tiempo y acompañaremos a ese ominoso ser que parece un conejo, se ha vuelto una pieza de culto para todos aquellos que fumando profundamente conmovidos exclaman: “en efecto, es cine”, sin estar seguros de haber comprendido algo.

3.- Alphaville de Jean-Luc Godard: ¿una crítica implacable al capitalismo? ¿obra fundamental de la Nouvelle Vague? ¿pieza de ciencia ficción experimental? Alphaville puede ser todo eso o nada, tú decides.

4.- What Did Jack Do? y Rabbits de David Lynch: este puesto lo ocupa dos cortometrajes del director de cine favorito de todos aquellos que aman llegar a una cafetería en la Condesa y comienzan a describir cómo y por qué los Muppet Babies era una metáfora de la Guerra del Golfo Pérsico. Unos conejos llevando a cabo labores domésticas y una entrevista con diálogos inconexos con un mono parlante; sí, digámoslo todos juntos: “es cine…”.

5.- Wittgenstein de Derek Jarman: una película “biográfica” del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, en la que podemos ver su evolución intelectual de la mano de un extraterrestre verde con el que charla a lo largo de todo el filme. Bueno, ya saben qué frase se dice en estos momentos.

Como aclaré desde el principio, esta no fue una entrada de reseña ni de explicación de ninguna de estas cintas, sino un pretexto para dialogar con ustedes acerca de estas y muchas otras películas que, sea por el motivo que sea, parece que estuvieron pensadas para ser lo más complicadas posible.

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Smiling Friends: Innovación y humor negro en la animación

Los que siguen a su querido servidor desde hace tiempo, sabrán que soy un gran fanático de las series animadas y, de vez en cuando, llega una tan innovadora como irreverente e inteligente. Ese es el caso de Smiling Friends. Transmitida por primera vez en el año 2022 a través de Adult Swim, Smiling Friends nos narra las aventuras de una compañía que lleva ese nombre, la cual se dedica a prestar sus servicios a todo aquel que quiera sonreír. Desde el primer capítulo uno queda sorprendido por la narración, el estilo de animación, el humor manejado y la trama. En la primera de sus aventuras, seguimos a Pim y a Charlie, nuestros personajes principales, quienes reciben un llamado para animar a Desmond, quien ha estado muy deprimido y no quiere salir de su cuarto. Al llegar a casa de éste, su mamá acompaña a nuestros queridos protagonistas a su cuarto, sólo para descubrir que Desmond es un adulto a quien lo ha dejado sus hijos, quien se ha quedado sin trabajo y que amenaza con suicidarse en ese mismo momento. La tónica de la serie ha quedado al descubierto: un humor completamente negro, oscuro, sombrío, pero que no deja de arrancar carcajadas a cada momento. Pim intenta animar a Desmond durante todo un día llevándolo a un parque de diversiones e invitándolo a una nada agradable cena familiar, sólo para que al final sea Pim el que quedé absolutamente destrozado por un discurso de su cliente quien, al más puro estilo de Camus, le demuestra que la vida no tiene ningún sentido. En efecto, es comedia…

Los estilos de animación son otra cosa que no deja de sorprender, combinando stop motion, animación por computadora, rotoscopia y live action. Smiling Friends es todo un banquete audiovisual. Sé que no me equivoco cuando digo que no ha habido serie de animación tan innovadora en los últimos diez años. Smiling Friends vino a destronar, definitivamente, a otras series que hasta el momento habían sido el referente de la animación para adultos (lo siento mucho, Rick and Morty).

El humor negro y la sorprendente animación se combinan con un guion inteligente: capítulos en los que un valiente héroe resulta ser el verdadero villano de la historia, o ese otro en que todo el episodio transcurre en un aeropuerto de Brasil y que consiste en una serie de sucesivos diálogos triviales, pasando por aquel en el que Charlie viaja al infierno; de verdad que sólo de recordarlos comienzo a reírme.

Smiling Friends combina una comedia por momentos bastante absurda con una sátira política aguda e inteligente que nos habla de los turbulentos tiempos que corren, al punto en que la serie ya forma parte de la cultura pop y digital de nuestra era. A la fecha en la que escribo la presente entrada, la serie ya ha estrenado su tercera temporada. Esta semana vi los dos primeros episodios y, como siempre, mis expectativas fueron superadas. Y bueno, en vez de continuar escribiendo sobre esta maravilla de animación lo único que puedo decir es que corran a verla si es que no lo han hecho.

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El punk ha sido uno de mis géneros musicales favoritos de toda la vida. Comencé escuchando a The Ramones y a los Sex Pistols cuando tenía catorce años, y desde entonces mi repertorio ha aumentado, desde bandas consagradas y mundialmente conocidas como The Misfits, Dead Kennedys o Bad Religion, hasta proyectos más underground e independientes…

Conociendo a Javier Corcobado

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¿La obra visual maestra de la historia de los videojuegos? Blasphemous

El Pixel Art es una forma de creación de gráficos digitales en los que, como indica su nombre, los dibujos se hacen con base en el modelado de los pixeles, siendo estos la unidad mínima para la imagen digital. En el año 2017 vio la luz uno de los videojuegos con este tipo de arte más influyentes de los últimos tiempos y que cambió la industria como tal, nos referimos a Blasphemous. Desarrollado por Game Kitchen, este Metroidvania nos pone en los zapatos del Penitente, figura enigmática que comienza una cruzada a través de Custodia, una ciudad entera que ha sido afectada por El Milagro, una fuerza sobrenatural que ha decidido castigar a los pecadores de toda la región. Así como pueden leerlo, la trama parece oscura y confusa, pero es que la particularidad del juego (como pasa en Dark Souls), consiste en ir encontrando y ampliando el contexto conforme se va avanzando en la historia.

Blasphemous destaca no sólo por su narración, sino que el videojuego alcanzó la fama mundial debido a su aspecto visual, el que muchos, incluyéndome, consideramos una verdadera obra de arte de los tiempos modernos. La característica más notable de Blasphemous es contiene todo su mundo visual está basado en la iconografía del catolicismo andaluz. Mientras se va desarrollando la trama, el jugador se verá atrapado por toda una serie de referencias a diversos momentos de la historia del arte, desde la arquitectura gótica hasta, como dijimos, pasajes que forman parte de la iconografía del cristianismo español. La obra de Goya, en específico el periodo conocido como el de “las pinturas negras” también es una pieza sustancial de la estética de Blasphemous. El juego sabe considerar de manera realmente bella elementos propios del subgénero Metroidvania y los aspectos tardo-medievales; la pintura, la arquitectura y la escultura del cristianismo español se encuentra bellamente trabajados, todo ello acompañado de una extraordinaria banda sonora que estuvo a manos de Carlos Viola, músico sevillano que ha dado conciertos enteros interpretando la música del videojuego, algo parecido a lo que en su momento experimentaron Akira Yamaoka y Michiru Yamane con las bandas sonoras de Silent Hill y Castlevania: Symphony of the Night respectivamente. Con toques de flamenco y atmosferas por momentos opresivas y cargadas, Viola creó el acompañamiento perfecto para la ominosa aventura del Penitente.

En el año 2019 se lanzó la secuela a la primera entrega, y el producto se mantuvo a la altura de las expectativas.

Hoy por hoy, Blasphemous es una franquicia que ya cuenta con versiones en comic además de toda una serie de mercancías y productos que, como sucede en el mundo del videojuego, no han dejado de cautivar y emocionar a jugadores de todo el mundo.

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Crecimos viendo esto: Invasor Zim

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Crecimos viendo esto: Invasor Zim

“Una obra de arte de la animación que llegó en un mal momento a un mal lugar”, así describiría yo a Invasor Zim, serie creada por el controversial animador de cómics norteamericano Jhonen Vasquez que narraba las desventuras de un alienígena llamado Zim, cuyo objetivo era conquistar el planeta Tierra, pero quien era lo suficientemente torpe como para no darse cuenta que se trataba de una falsa misión que le fue encargada sólo para deshacerse de él en su hogar natal. Con esta premisa, inicia una de las series que marcaron mi forma de ver la comedia y la animación. Invasor Zim, que comenzó a transmitirse por allá del año del 2001 en Nickelodeon, es una mezcla esquizofrénica de irreverencia, humor negro, escatología, ciencia ficción e incluso algo de gore y terror, todo ello acompañado de un estilo visual único e inconfundible. Cualquiera que escuchara estas palabras sobre una serie pensaría que estaba dirigida a un público adulto, y justo por ahí es por donde comenzó el problema con Invasor Zim. Se cuenta que, desde las proyecciones iniciales del capítulo titulado “La cosecha siniestra”, varios niños comenzaron a llorar y le pidieron a sus padres que detuvieran la proyección de prueba; esto último es entendible cuando uno mismo ve el episodio, el cual narra la forma en que Zim, en su esfuerzo por pasar inadvertido como un extraterrestre, roba órganos humanos a los niños de la escuela en la que se hace pasar por otro estudiante más, terminando por convertirse en una masa amorfa llena de estómagos y vísceras que le salen por la boca. Esa era la tónica general de la serie.

Para los que ya éramos un poco más grandes por ese entonces, Invasor Zim fue toda una revelación; mucho antes de Rick and Morty, Hora de Aventura o Smiling Friends, Invasor Zim se atrevió a mostrar cómo, desde la animación más descabellada e irreverente se podía ofrecer una ambientación oscura y aterradora que mostrara los aspectos más desagradables, asquerosos y obscenos de la raza humana con un toque incomparable de comedia.

La razón por la que Zim es un ser indeseable en su propio planeta, el Irken, gobernado por “los más altos”, es haber hecho fracasar la misión “Ruina inevitable”, por lo que le engañan haciéndole creer que se le ha asignado una de las misiones más importantes, pero, como hemos dicho, es sólo un pretexto para no volver a tener que lidiar con él. Le otorgan un asistente robot defectuoso llamado G.I.R (quien es, por mucho, la pieza principal para el humor del programa) y se le dan unas coordenadas al azar esperando que Zim se pierda en la inmensidad del universo, pero, sorprendentemente, sí existe un planeta en ese punto: el nuestro.

En un mundo de seres estética, moral e intelectualmente repugnantes y abominables – que es tal y como la serie muestra a los seres humanos – el único que se da cuenta que Zim es un extraterrestre es el excéntrico Dib, un niño de doce años quien, al ser tomado como un loco por todo su entorno, incluyendo a su padre el célebre Profesor Membrana y su aterradora hermana Gaz, no logra convencer a nadie de la supuesta amenaza que Zim representa para la humanidad.

Toda la serie es un cúmulo de animación que va desde conocer al horripilante Cerdo de la Pizza, hasta ver cómo Zim le arranca los ojos a un compañero del colegio que se había obsesionado con su amistad. Personajes como El Niño Cerdo, El Alce, Pie de Pollo y el Perro Guano, son sólo algunos de los que nos harán reír y aterrorizarnos en cada entrega del programa.

La serie, según dijo Nickelodeon en su momento, se canceló debido a la baja audiencia, sin embargo, la versión más conocida y plausible fue que se dejó de transmitir debido a numerosas quejas que sostenían que Invasor Zim no era un programa que debía de formar parte del canal infantil. Para los que sí la pudimos sintonizar en su momento y nos hicimos leales seguidores, cada capítulo quedó grabado en nuestras mentes, y hasta la fecha reconocemos con gusto y alegría los diferentes productos que, de vez en vez, todavía nos encontramos por internet o en alguna tienda de la Friki Plaza.

Si tú eres fanático o fanática de la animación irreverente, Invasor Zim es una comedia animada que no puedes dejar pasar.

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Cuando se piensa en la “obra maestra del cine de terror” la mayoría del público contestará que ese lugar le corresponde a El Exorcista, dirigida por William Friedkin y basada en la novela escrita por William Peter Blatty, sin embargo, hace unos años surgió una pieza que alcanzó la grandeza en términos de guion, actuación, fotografía, música, producción y dirección; nos estamos refiriendo a Hereditary, filme del 2018 dirigido por Ari Aster. En esta cinta, se nos narran las diversas desgracias a las que una familia se ve sometida después de la muerte de la madre de la protagonista. La obra nos va arrastrando en la novela familiar de tintes trágicos en la que nuestros personajes principales se van sumergiendo. Al igual que Babadook de Jennifer Kent y Maleficio de Kevin Ko, Hereditary nos envuelve en una atmósfera pesada en la que tenemos que lidiar con el duelo que se encuentran viviendo los protagonistas. El terror sobrenatural interseca con el drama, llevándonos, de principio a fin, a un ambiente opresivo y melancólico, aquel que cualquier persona que haya vivido la muerte de un ser querido ha experimentado, la cinta nos obliga a empatizar con todo el núcleo familiar, volviéndose una experiencia no sólo terrorífica, sino emocionalmente desbordante.

Desde su lanzamiento, Hereditary (conocida en América Latina como El legado del diablo), ha aparecido en las listas de “las mejores películas de terror de todos los tiempos”, muchas veces encabezándolas. Para los fanáticos del cine de terror se ha vuelto una pieza obligada en sus colecciones personales. No sabría yo decir si estamos ante la “obra maestra definitiva” del cine de terror, pero indudablemente, es una cinta que ha rejuvenecido al género, y que muestra que más allá de los lugares comunes y las piezas de bajísima calidad con las que se inundan los cines año tras año, todavía es posible hacer un cine de terror de altísimos vuelos. Oscilando entre el terror psicológico, algo de gore y lo sobrenatural, Hereditary nos obsequia uno de los mejores “giros de tuerca” que se han escrito en los últimos lustros, por lo que, como mencionamos, su guion puede satisfacer el paladar del más exigente de los cinéfilos.

No podemos dejar de mencionar la actuación de Toni Collete como una de las más extraordinarias de todo el presente siglo, demostrando un rango actoral de élite que no se reduce sólo al nicho del cine de terror; perderse la actuación de Toni Collete en este filme es perderse una de las mejores actuaciones del siglo XXI hasta hoy en día. Hereditary, por lo tanto, es una de esos filmes que, te guste o no te guste el cine de terror, hay que darse la oportunidad de ver.

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The inside room: un disco que te rompe el alma

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Una cerveza y un mezcal

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The Midnight Gospel: una cura contra el dolor

Han pasado ya algunos años desde que, por motivos de la expansión del COVID-19 a nivel mundial y de forma acelerada, tuvimos que resguardarnos en nuestros hogares. Fue en ese entonces, y debido a dicha situación, que muchos de nosotros encontramos una buena manera de pasar el tiempo descubriendo series y películas en diversos medios digitales. Quizá, para mí, el descubrimiento más importante fue The Midnight Gospel, animación creada para Netflix por Pendleton Ward (creador de Hora de Aventura) y Duncan Trussell. The Midnifht Gospel es el resultado de haber combinado los podcast creados y dirigidos por Trussell y la animación llevada a cabo por Ward; el resultado es una serie de capítulos que echan mano de una imaginación alocada, desenfrenada y psicodélica, y las conversaciones profundas y reflexivas del podcast de Trussell. Dicho sea de paso, cada episodio cuenta con la participación de invitados expertos en la materia en torno a la cual giran las conversaciones. Nombres como el de Drew Pinsky, médico especializado en el tratamiento de las adicciones, o la escritora norteamericana Anne Lamott, forman parte de los episodios, tanto del podcast en la “vida real” como en la serie animada.  

A lo largo de la serie nos sumergimos en el universo del alter-ego de Trussell llamado Clancy, quien, al igual que Duncan, tiene un “spacecast”. A lo largo de los ocho episodios que conforman la primera – y hasta el momento, la única temporada – nos veremos involucrados junto con Clancy en conversaciones que hablarán de temas políticos, sociales y religiosos.

Para mí, The Midnight Gospel fue una serie que me ayudó a trabajar varios procesos en ese momento de la vida, ya que, en su mayoría, los invitados nos hablarán de temas como el duelo, la muerte, la libertad, la iluminación y el dolor. Esta serie me hizo recapacitar sobre un montón de temas, así como explorar otros tantos, y, más allá de lo teórico, encontré consuelo y reflexión. A través de las enseñanzas del budismo, el cristianismo y la cábala judía, The Midnight Gospel nos ofrece un recorrido para repensar nuestro lugar en el mundo y la relación con nuestros semejantes, todo para llegar al último capítulo, en el cual participó la madre del propio Trussell y que resulta ser una experiencia desgarradora.

En esos momentos de encierro e incertidumbre, esta fue, para su humilde narrador, una fuente de esperanza frente a la desesperación.

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El mejor disco de toda la historia: Bat Out Of Hell

Verano del 2005: mi hermano y yo estábamos de vacaciones y en uno de esos días de descanso veíamos VH1; como parte de la programación, salió una película biográfica sobre el que se aseguraba, era uno de los artistas de rock más grandes de todos los tiempos: Meat Loaf. Nos quedamos viendo todo el documental…

Te imaginé…

Imaginé que, en una tarde de verano, mientras veía la televisión y fumaba un cigarro, alguien tocaba a mi puerta, mientras oía la lluvia caer.   Imaginé cómo se formaba un rostro de incertidumbre y angustia en mi ser, e imaginé levantarme con zozobra y caminar para abrir. Imaginé ver tu rostro del otro lado…

Me amarás…

Me amarás… Me amarás desde siempre y para siempre, desde la noche en que nuestros labios se juntaron en un beso que sabía a clandestinidad. Me amarás con cada mensaje y con cada fotografía, con cada sonrisa y con cada lágrima extraviada en lo fugaz. Me amarás en ese motel de mala muerte, en el…

A Serbian Film: la película más pinche fuerte que he visto (hasta ahora)

A lo largo de los años en los que me he considerado “cinéfilo” (empecé a ver películas sin para a los quince años) he visto varios filmes que se han considerado, tanto por la crítica como por la audiencia, como algunos de los más extremos y violentos: Irreversible de Gaspar Noé; Martyrs de Pascal Laugier; Holocausto Canibal de Ruggero Deodato; Hostal I y II de Eli Roth y Atroz de Lex Ortega, entre muchas otras. No es que sea un fan particular del gore, y sí, ya sé que de inmediato van a salir los que leyendo esta lista pensarán: “ay, yo he visto películas más fuertes” o “esas películas son muy comerciales” y otros comentarios sobre esa línea; lo que pasa es que yo nunca dije que fuera un experto en el subgénero del gore o del denominado cine extremo, lo único que estoy diciendo es que me gusta mucho el cine, y que después de tantos años viendo películas me he encontrado con algunas que han pasado a ser catalogadas como “extremas” por x o y razón. Tampoco soy alguien que se dedique a reseñar y recomendar la inmensa cantidad de filmes incluidos en estos géneros y subgéneros, para eso les recomiendo el canal de YouTube, RottenMind, del cual yo mismo soy un visitante periódico.

Aclarado lo anterior, y cubriéndome las espaldas de todos los esnobs que puedan llegar a leer esto, hace unos días me animé, después de muchísimos años de dudas, a ver A Serbian Film, una cinta que inunda todos los videos de YouTube que tienen por objetivo enlistar las cintas mas perturbadoras y siniestras de la historia del cine. Había leído ya varias reseñas y sabía más o menos de qué iba la cinta, y justo por eso es que había evitado buscarla, para no darme un festín nauseabundo de escenas que se quedan grabadas en tu cabeza para siempre; pero esa noche, recuerdo haberme encontrado particularmente triste, y si algo me ayuda a poder pasar esos momentos de angustia y desolación, es una buena película de terror (puede ser nueva, o puede ser poner por vigesimotercera vez El bebé de Rosemary de Roman Polanski). Pues decidí, finalmente, visualizar la cinta dirigida por Srđan Spasojević rodada en el año 2010.

A Serbian Film nos habla sobre Milos, catalogado como “uno de los mejores actores porno de toda la historia”, quien ha dejado atrás a la turbulenta industria del cine para adultos, ya que intenta enforcarse en su recién obtenido papel como padre de un niño. Sin embargo, la economía familiar no va nada bien, y Milos comienza a cuestionarse si no sería lo mejor volver al mundo de la pornografía. Por esos días, un misterioso productor le ofrece a Milos un papel en lo que él sostiene que será “la mejor cinta pornográfica de la historia”, una “verdadera obra de arte”; la suma de dinero que le ofrece a Milos por su participación es exorbitante, al punto en que la propia esposa de nuestro protagonista lo insta a aceptarla, sabiendo que esa cantidad de dinero les solucionaría la vida por completo, sin embargo, existe una condición: Milos no será informado de absolutamente ningún detalle sobre la cinta a filmar, ni el argumento, ni el inicio del rodaje, ni nada. Después de pensarlo mucho, Milos acepta el papel, sin saber que se estaba metiendo en la experiencia más aterradora y peligrosa de toda su existencia.

A Serbian Film es una de esas películas que deseas pausar, pero que no puedes hacerlo. Las actuaciones, el guion, la fotografía, el argumento, todos los elementos que una buena cinta debe tener aparecen aquí y pueden ser disfrutados, claro, con la condición de tener el estómago suficiente para poder observar los actos más ruines y miserables de los que el ser humano es capaz. La película ha sido prohibida y censurada en todo el mundo, desde su lanzamiento hasta la fecha, pero a la vez, no ha dejado de obtener premios, desde su proyección en el prestigioso Festival de Cannes hasta el Festival de Cine de Montreal donde se galardonó como “mejor película”.

Sinceramente, disfruté la cinta a nivel cinematográfico, pero supongo que es una de esas películas que se ven una vez en la vida y nunca jamás se regresa a ella, y, por supuesto, no es una película que le recomendaría ver a nadie, empezando contigo, querido lector (¿o no?)

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Verónica: una muestra interesante de cine de terror español

Semana Santa para mí siempre ha significado un tiempo de descanso y reflexión, pero también, y no recuerdo muy bien cuándo ni cómo, es una semana en la que me dedico a ver mucho cine de terror. Dicho esto, hoy quiero venir a recomendarles una cinta para que, si gustan pasar una noche inquieta, sintonicen en estos días.

Hace ya algunos años, varios de nosotros fuimos sorprendidos por la calidad y los buenos sustos que nos dio la cinta española REC, al punto en que ésta se considera, hoy por hoy, un film de culto. Para muchos, la cinta dirigida por Paco Plaza y Jaume Balagueró apareció como la prueba de que el cine de terror en español podía equipararse en calidad al de la industria anglófona; con esto no quiero decir que no se hayan hechos cosas de calidad en el género antes de REC – sólo haría falta mencionar el cine de Alex de la Iglesia como muestra – pero es que REC fue un éxito a nivel internacional alabado tanto por el público como por la crítica. A partir de ahí, muchas cintas españolas de terror fueron reivindicadas y otras tantas comenzaron a producirse, convirtiendo al cine español en un referente del género.

Verónica, estrenada en el año 2017 y dirigida de nueva cuenta por Paco Plaza, es una película inspirada en el terrorífico Caso Vallecas, supuestamente, el único expediente policiaco en el que se testimonió la participación de fuerzas sobrenaturales.

Verónica, nuestra protagonista, juega a la tabla Oujia en el marco de un eclipse solar, intentando contactar a través del artefacto a su padre, quien hacía poco había fallecido. Durante el ritual las cosas se salen de control, y a partir de allí comenzarán toda una serie de sucesos que no le darán paz a Verónica ni a sus hermanas: desde aquellos clichés propios de una cinta de terror (las luces que se prenden y se apagan; las puertas que se abren y se cierran) hasta acontecimientos que, como espectadores, nos helarán hasta el último centímetro cúbico de sangre. Verónica es una película que nos estremece de principio a fin, guardando varios de los elementos clásicos del género, pero innovando en muchos otros. La cinta brilla por todos lados: las actuaciones – incluyendo la de la consagradísima Ana Torrent y el impresionante debut de Sandra Escacena – la dirección, la fotografía y el guion, todo está en su lugar para lograr hacer que no podamos evitar sentir que hay alguien a nuestras espaldas, durante y después de ver la cinta. En lo personal, la considero una gran obra para los amantes del cine del terror y la cual, les invito a poner esta noche, siempre con la advertencia de que, probablemente, no puedan conciliar el sueño con tranquilidad; de cualquier manera, estamos de vacaciones, así que no hay pretexto.

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¿Cuántas lunas?

¿Cuántas lunas habré observado antes de dormir? ¿Cuántas de ellas me habrán bañado con sus rayos repletos de melancolía y tristeza? ¿Cuántas veces habré deseado desvanecerme en esos parajes nocturnos? ¿Cuántas lunas habrán sido testigos silenciosos de mi angustia y soledad? ¿Cuántas lunas habré observado antes de dormir, deseando no ver ni una sola más?

In My Restless dreams…

Yo comencé en el mundo de los videojuegos desde muy niño, como ya había mencionado en muchas otras entradas; y desde siempre me ha gustado todo lo relativo al mundo del terror, como también he mencionado en entradas anteriores; en consecuencia, los videojuegos de terror siempre fueron algo por lo que sentí una especial atracción.…

Si algo me pasa, los quiero…

Pocas veces me encuentro con algo tan desgarrador como el cortometraje del que les vengo a hablar el día de hoy. Si algo me pasa, los quiero es un filme escrito y dirigido por Will McCormack y Michael Govier ganador del Oscar a “Mejor cortometraje de animación” en el año 2021, y cuando uno lo…

In My Restless dreams…

Yo comencé en el mundo de los videojuegos desde muy niño, como ya había mencionado en muchas otras entradas; y desde siempre me ha gustado todo lo relativo al mundo del terror, como también he mencionado en entradas anteriores; en consecuencia, los videojuegos de terror siempre fueron algo por lo que sentí una especial atracción. Fueron muchos los títulos con los que, más o menos desde que tenía once años empecé a incursionar en el género: Resident Evil, Clocktower, Parasite Eve, Alone In The Dark y así podría seguir la lista; sin embargo, el juego que llegó a cambiar toda mi experiencia con el Survival Horror y que hasta hoy en día tiene un lugar especial en mi historia de vida, sin lugar a dudas fue Silent Hill

Pues sí, tenía mi Playstation, primera consola de videojuegos desarrollada por Sony, la cual nos trajeron los Reyes Magos a mí y a mi hermano por ahí del año de 1995. El día que cumplí once años, mis papás me llevaron a que eligiera un juego por mi cumpleaños, y recuerdo haber visto esa enigmática portada en tonos grises y decidirme por ese título; recuerden que el internet no era lo que hoy en día: no había smartphones, ni WI-FI, ni YouTube, por lo que comprar un videojuego en ese entonces tenía más que ver con un asunto de intuición o algo que se platicaba con los compañeros de escuela en el recreo. Recuerdo muy bien que después de comprar el juego, fuimos los cuatro a cenar a un restaurante muy famoso por esa época aquí en la Ciudad de México que se llamaba “California”, y luego llegamos a casa; en el canal 5 de la televisión mexicana, pasaban “Pequeños gigantes”, esa película sobre futbol americano que seguramente toda mi generación ubica. Y ese fue mi cumpleaños número once.

Unas cuantas semanas después, llegaron las vacaciones de verano (mi cumpleaños es el primero de mayo) y la dinámica en la familia cambió, ya que mis padres trabajan en varios pendientes por la mañana y mi hermano salía más tarde del colegio, por lo que pasaban a recogerme y me quedaba solo en casa como hasta las cinco o seis de la tarde. En esos días, y dado que ya me encontraba de vacaciones y con bastante tiempo libre de sobra, fue que decidí comenzar a jugar Silent Hill. La obra audiovisual me atrapó: rudimentaria para nuestros días, probablemente, pero en ese momento yo nunca había visto una animación como la que prologaba a Silent Hill, todo acompañado por la música sofocante e inquietante compuesta por Akira Yamaoka; aquella mandolina siniestra erizaba los vellos de la piel desde los primeros compases. Después de aquella macabra introducción, que dejaba con más preguntas que respuestas, la aventuraba comenzaba, tomando el papel de Harry Mason, un escritor de 32 años quien es padre de la tierna Cheryl, niña que por razones que no quedan muy claras, le pide a su progenitor que vayan de vacaciones a un extraño lugar llamado Silent Hill. En el camino a ese pueblo, Harry y Cheryl se ven involucrados en un accidente de carretera; Harry se desmaya, y al despertar, cae en cuenta que Cheryl ha desaparecido, por lo que comienza rápidamente la empresa de recorrer todo el pueblo hasta encontrarle, pero la tarea no es tan sencilla, ya que todo el lugar se encuentra abrazado por una enorme capa de ceniza que dificulta la visibilidad del propio andar de Harry. Después de un rato de caminar, Harry entra en un oscuro callejón que se va haciendo cada vez más tenebroso conforme camina, y unas sirenas comienzan a sonar sin detenerse, al tiempo que nuestro protagonista encuentra una silla de ruedas abandonada, y, finalmente, un cuerpo desollado colgado de una reja en una posición similar a la crucifixión. De la nada, unos extraños seres comienzan a atacar a Harry, y repentinamente perdemos el conocimiento. Así comienza Silent Hill.

Ese sería mi primer acercamiento con la obra maestra de Konami, y recuerdo que en esas tardes lluviosas de julio en las que yo me encontraba solo en casa, el videojuego se convirtió en casi un tabú para mí: un objeto de adoración que venía acompañado de peligro y maldición, y es que no podía dejar de jugarlo, pero todo a mi alrededor comenzó a sentirse ominoso. Por momentos tenía que detenerme, ya que el miedo se apoderaba de todo mi ser, haciendo que cualquier rechinar de una puerta o el sonido del viento en alguna ventana fueran interpretados por mí como señales inequívocas de un espectro o demonio. Aun así, como les digo, no podía alejarme del videojuego. ¡Ni hablar de jugarlo por las noches o que mis papás se enteraran que yo estaba consumiendo ese tipo de contenidos! Por lo que debía hacerlo siempre a solas y de manera clandestina. Fueron muchos meses de diversión [sic] los que Silent Hill me proporcionó, porque, además, dependiendo de las decisiones tomadas por el jugador, se podían obtener varios finales distintos y encontrar armas y objetos secretos, por lo que la rejugabilidad del título era enorme.

La franquicia de Silent Hill siguió creciendo con el paso de los años, hasta llegar al punto donde hoy en día, más de veinte años después, los fanáticos seguimos en espera de un nuevo título, pero la empresa japonesa de videojuegos sigue sin dar ninguna señal clara que nos haga pensar que llegara un nuevo episodio de la saga.

Hasta hoy en día, todavía hay tardes oscuras y lluviosas que me recuerdan cómo era jugar Silent Hill en esos días de niñez, y hasta hoy en día, todavía tengo varios títulos de Silent Hill sin poder terminar, ya que, al igual que cuando tenía once años, la sugestión derivada de apagar todas las luces, cerrar las puertas y ventanas, y sentarse frente a la pantalla del televisor a jugar cualquiera de los títulos de la franquicia, se torna en una experiencia aterradora que me pone los nervios de punta, y muchas veces, ahora con 35 años, sigo sin estar dispuesto a pasar varias noches sin poder dormir.

Y sí, para los fanáticos de la serie que han llegado hasta aquí, sé que la frase de la entrada pertenece a la segunda entrega, pero es que cada que pienso en Silent Hill, esa sentencia es lo primero que llega a mi cabeza.

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