A Serbian Film: la película más pinche fuerte que he visto (hasta ahora)

A lo largo de los años en los que me he considerado “cinéfilo” (empecé a ver películas sin para a los quince años) he visto varios filmes que se han considerado, tanto por la crítica como por la audiencia, como algunos de los más extremos y violentos: Irreversible de Gaspar Noé; Martyrs de Pascal Laugier; Holocausto Canibal de Ruggero Deodato; Hostal I y II de Eli Roth y Atroz de Lex Ortega, entre muchas otras. No es que sea un fan particular del gore, y sí, ya sé que de inmediato van a salir los que leyendo esta lista pensarán: “ay, yo he visto películas más fuertes” o “esas películas son muy comerciales” y otros comentarios sobre esa línea; lo que pasa es que yo nunca dije que fuera un experto en el subgénero del gore o del denominado cine extremo, lo único que estoy diciendo es que me gusta mucho el cine, y que después de tantos años viendo películas me he encontrado con algunas que han pasado a ser catalogadas como “extremas” por x o y razón. Tampoco soy alguien que se dedique a reseñar y recomendar la inmensa cantidad de filmes incluidos en estos géneros y subgéneros, para eso les recomiendo el canal de YouTube, RottenMind, del cual yo mismo soy un visitante periódico.

Aclarado lo anterior, y cubriéndome las espaldas de todos los esnobs que puedan llegar a leer esto, hace unos días me animé, después de muchísimos años de dudas, a ver A Serbian Film, una cinta que inunda todos los videos de YouTube que tienen por objetivo enlistar las cintas mas perturbadoras y siniestras de la historia del cine. Había leído ya varias reseñas y sabía más o menos de qué iba la cinta, y justo por eso es que había evitado buscarla, para no darme un festín nauseabundo de escenas que se quedan grabadas en tu cabeza para siempre; pero esa noche, recuerdo haberme encontrado particularmente triste, y si algo me ayuda a poder pasar esos momentos de angustia y desolación, es una buena película de terror (puede ser nueva, o puede ser poner por vigesimotercera vez El bebé de Rosemary de Roman Polanski). Pues decidí, finalmente, visualizar la cinta dirigida por Srđan Spasojević rodada en el año 2010.

A Serbian Film nos habla sobre Milos, catalogado como “uno de los mejores actores porno de toda la historia”, quien ha dejado atrás a la turbulenta industria del cine para adultos, ya que intenta enforcarse en su recién obtenido papel como padre de un niño. Sin embargo, la economía familiar no va nada bien, y Milos comienza a cuestionarse si no sería lo mejor volver al mundo de la pornografía. Por esos días, un misterioso productor le ofrece a Milos un papel en lo que él sostiene que será “la mejor cinta pornográfica de la historia”, una “verdadera obra de arte”; la suma de dinero que le ofrece a Milos por su participación es exorbitante, al punto en que la propia esposa de nuestro protagonista lo insta a aceptarla, sabiendo que esa cantidad de dinero les solucionaría la vida por completo, sin embargo, existe una condición: Milos no será informado de absolutamente ningún detalle sobre la cinta a filmar, ni el argumento, ni el inicio del rodaje, ni nada. Después de pensarlo mucho, Milos acepta el papel, sin saber que se estaba metiendo en la experiencia más aterradora y peligrosa de toda su existencia.

A Serbian Film es una de esas películas que deseas pausar, pero que no puedes hacerlo. Las actuaciones, el guion, la fotografía, el argumento, todos los elementos que una buena cinta debe tener aparecen aquí y pueden ser disfrutados, claro, con la condición de tener el estómago suficiente para poder observar los actos más ruines y miserables de los que el ser humano es capaz. La película ha sido prohibida y censurada en todo el mundo, desde su lanzamiento hasta la fecha, pero a la vez, no ha dejado de obtener premios, desde su proyección en el prestigioso Festival de Cannes hasta el Festival de Cine de Montreal donde se galardonó como “mejor película”.

Sinceramente, disfruté la cinta a nivel cinematográfico, pero supongo que es una de esas películas que se ven una vez en la vida y nunca jamás se regresa a ella, y, por supuesto, no es una película que le recomendaría ver a nadie, empezando contigo, querido lector (¿o no?)

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1.- Pulp Fiction de Quentin Tarantino: sí, lo sé, muchos de ustedes me criticaran por recurrir a este lugar común, pero no podía dejar de encabezar la presente lista con el soundtrack de la obra más conocida (y muy probablemente, la obra maestra) de Quentin Tarantino. Digo que se trata de un lugar común porque prácticamente en cualquier lista de este tipo el soundtrack de Tiempos violentos estará incluido. Desde la primera canción que incluye el famoso diálogo de: “I love you, Honey Bunny” acompañado de la obra ya clásica de Dick Dale and The Deltones, Misirlou, hasta esa última pieza con la que concluye la cinta, Surf Rider, en la que podemos ver a John Travolta y a Samuel L. Jackson en pantalones cortos y playeras deslavadas salir de un restaurante, pasando por la escena que ya se consagró como una de las más icónicas del cine norteamericano del siglo XX en la que Travolta y Uma Thurman bailan al ritmo de Chuck Berry, se trata de un soundtrack que ayudó a que esta cinta se volviera un filme de culto. Existen muchos otros momentos gloriosos que no serían iguales sin la música que los acompaña: Girl, You’ll Be a Woman Soon o Let’s Stay Together son sólo dos ejemplos más por mencionar. “La cereza del pastel” en este soundtrack es la inclusión del pasaje bíblico que Jules Winfield, personaje interpretado por Jackson, vocifera cada que va a asesinar a uno de sus objetivos: Ezekiel 25-17. Como mención honorífica, recomiendo también el soundtrack de Jackie Brown; recuerdo haberme enamorado perdidamente de Pam Grier gracias a esa última escena en close-up de su rostro, en la que canta con nostalgia Across 110th Street de Bobby Womack; simplemente, cautivante.

2.- A Clockwork Orange de Stanley Kubrick: sin duda alguna, mi película favorita, y en gran medida se debe al soundtrack. Todo el que haya visto una cinta de Stanley Kubrick sabe que el director sabía hacer muy bien su trabajo a la hora de elegir la música que acompañaría al filme – ¿cómo olvidar Midnight, The Stars And You de Al Bowly al final de The Shining o el “Vals. No. 2” de Shostakovich en Ojos bien cerrados? – y Naranja Mecánica no es la excepción. El soundtrack cuenta con la extraordinaria participación de Walter Carlos (que ya para ese entonces había hecho la transición al género femenino como Wendy Carlos), quien no deja de sumergirnos en una atmosfera inquietante con Beethoviana, entre otras composiciones. La música de Beethoven es la piedra angular de lo sonoro, y es sencillamente deliciosa la manera en que Kubrick trabaja al compositor alemán. Por otro lado, la pieza interpretada por Gene Kelly, Singin’ In The Rain es muestra clara de cómo es que, en las manos de dos genios de la talla de Malcolm McDowell y Stanley Kubrick, la obra más melosa puede tornarse nauseabunda. Cuando McDowell comienza a improvisar dicha pieza en la escena de violación, Kubrick supo que esa canción sería el non plus ultra para el soundtrack  de su película, tanto así que mandó inmediatamente a conseguir los derechos de la pieza. Posteriormente, el propio Gene Kelly conoció a McDowell en una fiesta, y al ver al actor que interpretó a Alexander DeLarge, se volteó sin saludarlo haciendo una mueca de asco y desprecio; símbolo de un trabajo bien hecho en la pantalla por McDowell, ¿no creen?

3.- South Park: Bigger, Longer & Uncut de Trey Parker y Matt Stone: desde que tenía once años y me escondía de mis papás para ver esta serie, no he dejado de ser un gran fan de South Park. Recuerdo que por esos años, mi hermano y yo nos las ingeniamos para poder rentar Bigger, Longer & Uncut, y la adquisición clandestina valió toda la adrenalina que tuvimos que pasar. Todas y cada una de las canciones son para destornillarse de la risa, y en términos musicales, Matt Stone y Trey Parker demostraron tener lo necesario, tanto así que incluso el tema de Blame Canada les valió la nominación al Óscar por “Mejor canción original”, entre otros premios que dicho soundtrack recibió. Todo lo políticamente incorrecto, obsceno y escatológico que ha sido South Park queda perfectamente reflejado en las canciones que conforman el soundtrack de este filme. Nunca he sido fan de las películas musicales, pero South Park: Bigger, Longer & Uncut es una de mis películas de cabecera y uno de los soundtracks que cada que tengo la oportunidad escucho de principio a fin.

4.- Le Fabuleux Destin d’Amèlie Poulain: sí, lo siento, otro lugar común en esta lista, pero es que no podía dejar de lado la que, considero, se trata de la obra maestra de Yann Tiersen. El compositor francés hizo gala de su talento al escribir una obra tan sólida como lo es la música de Amelie. En lo personal, me recuerda al trabajo de su compatriota Erik Satie: Pianos nostálgicos, apenas perceptibles, que con apenas haber tocado el oído del espectador, mueven los cimientos sentimentales más profundos. El soundtrack también incluye Guilty, otra vez de Al Bowlly, y Si tu n’ètais pas là de Marguerite Boulch, dos piezas que, fácilmente, nos transportan a Montmartre, mientras nos imaginamos fumando tabaco, tomando café y discutiendo la película más nueva de Godard o La Nausea de Sartré.

5.- The Pianist de Roman Polanski: recuerdo que la primera vez que vi El Pianista, más allá de la historia, las actuaciones, o cualquier otro aspecto de la película, lo que realmente me atrapó fue la música, y es que varias de las piezas que conforman este soundtrack son de la autoría de Chopin, uno de mis compositores favoritos. Escuchar cualquiera de sus “nocturnos” es una de mis cosas preferidas en la vida, y son varias de sus composiciones las que le dan vida y sentimiento a la presente cinta de Polanski. Recomiendo escuchar a todo volumen (literalmente a todo volumen, es decir, a lo más que dé el dispositivo donde la escuchen) la “Gran Polonesa” en la versión que incluye este soundtrack y con la que concluye el filme; les aseguro que no se arrepentirán.

Como es usual, me quedo corto con la lista, deseando poder hablar de muchísimos otros soundtracks. ¿Qué les parece si, en sus comentarios, continuamos esta conversación con algunas de sus bandas sonoras predilectas?

Se me antoja la siguiente frase de Nietzsche para concluir por esta semana: “La vida sin música, sería un error”. Probablemente el cine también lo sería.

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